Vitoria. Tras inaugurarse hace justo una semana, la trigésimo octava edición del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz ya ha acogido dos representaciones para el público adulto, una de ellas seguida del encuentro de los intérpretes con el público en las cada vez más asentadas tertulias escénicas, y una tercera para abrir el ciclo familiar. Eso sí, todo esto ha ocurrido sin salir del Principal, algo que hoy mismo va a cambiar.
El certamen inicia esta noche su andadura por los escenarios de los centros cívicos con una primera parada en el Jesús Ibáñez de Matauco, situado en Hegoalde. Allí, a partir de las 20.30 horas y todavía con entradas a la venta por 12 euros, se presentará ante el público la compañía madrileña Barco Pirata para ofrecer el montaje Tempestad.
Dirigida y adaptada por Sergio Peris-Mencheta, que hace unos meses ya estuvo en el Principal a través de Un trozo invisible de este mundo, la pieza, que toma como referencia a La tempestad de Shakespeare, se sirve de cinco actores y tres músicos para dar vida a más de una veintena de personajes. Se trata, como explica la propia productora, de una versión "sencilla, juguetona, llena de música, humor y teatro".
Con la tontería son ya más de cuatro siglos los que han pasado desde que el texto original se estrenó ante el público, un paso del tiempo que, sin embargo, no le quita actualidad. Claro, que esto no deja de ser una desgracia para la raza humana en general. Al fin y al cabo, y aunque Barco Pirata potencie la faz cómica en su adaptación, la pieza sigue hablando de lo mismo, de esa manía que tienen las personas por buscar y ostentar el poder, sea en el ámbito que sea.
Todo ello ocurre en un espacio escénico que "como si de un circo se tratara, sitúa al espectador alrededor de un círculo de tierra de unos 8 metros de diámetro en donde se va a representar la trama durante casi dos horas de espectáculo. El propósito es, de este modo, acercar al público a la acción y hacerle casi partícipe de lo que sucede visual y sobre todo, sensorialmente. Tempestad es un espectáculo para los sentidos, en que el público desde su entrada se siente parte de la isla, pisa descalzo su tierra, siente la brisa marina en el rostro, saborea sus exóticas bayas, y se envuelve de la música que surge de las propias entrañas de la tierra, y los ruidos de los seres que habitan la isla", describe la compañía sobre un montaje que tras pasar con bastantes buenas críticas por Madrid sigue de gira ahora por el Estado, incluyendo su paso por la capital alavesa.
Tras sumar hoy al Ibáñez de Matauco, que se volverá a encontrar con el certamen el 13 de noviembre, el Festival Internacional de Teatro seguirá su camino en el Principal sin perder de vista que a finales de este mes también añadirá a su programación al Félix Petite de Ibaiondo, que este año también acogerá dos montajes.