Donostia. Dice estar "cansado pero muy contento" por el resultado de una edición, la tercera que dirige, que es de la que más "orgulloso" se siente: "Probablemente por todo lo que ha costado sacarla adelante".
¿Cómo se encuentra?
Bien. Era una edición muy complicada y ha salido bien. Somos el más pequeño de los grandes y seguimos ahí, peleando por no descolgarnos. Es muy duro porque jugamos en la NBA de los festivales de cine pero sin medios de NBA. Necesitamos salas equipadas con alta tecnología, mejorar el sonido del Kursaal, ampliar el personal para atender a todos los visitantes... Eso requiere una gran inversión y pasar mucho tiempo haciendo ingenieria financiera.
Pero las apreturas económicas no afectan a la selección de películas...
No, los problemas económicos no afectan a la selección, solo a que las películas vengan más o menos arropadas. En la conformación del programa influyen el nivel medio de la producción del momento, el mayor o menor acierto de los programadores y la competencia entre festivales. Quizá sea cierto lo que se está diciendo, que este año faltaba la gran película, pero la Sección Oficial tenía un nivel notable.
Ha llegado a decir incluso que la de este año era mejor que la de 2012...
Sí, el conjunto me gusta más.
Pero no es esa la opinión general de la prensa...
De la prensa nacional y local porque la internacional la ha valorado mejor. Aunque la crítica local es importante porque marca un estado de ánimo y una tendencia en la ciudad, no hay que olvidar que este es un festival internacional: también hay que ver qué dicen medios como Variety, Screen International... Son las voces que llegan a la industria. Que los cinco medios más importantes de Euskadi y los cuatro del Estado digan que ha sido una sección floja tiene su importancia, pero hay que contrastarlo con otros medios. Es una realidad que la prensa más cercana considera que en general, el nivel ha sido peor. Eso no hay que esconderlo. Igual en el equipo del Festival tenemos una percepción equivocada. No soy maximalista y no creo tener la razón absoluta. Tenemos que analizarlo en profundidad y si llegamos a las mismas conclusiones, tomaremos nota para la próxima edición: no hay que tener miedo a las críticas, el Festival debe estar refundándose continuamente.
¿Cuándo programan piensan más en la crítica o en el público?
Buscamos cosas que nos gusten, pero sabemos que nunca va a haber películas que satisfagan a todos. Este año, por ejemplo, varias veces la misma película ha sido puntuada con un 2 y con un 9 por distintos críticos. Eso te obliga a intentar hacer una especie de puzzle de programación, con cine para todos y todas las tendencias representadas. Este año, a juzgar por la respuesta de los espectadores, que han dedicado ovaciones increíbles incluso a unos filmes que igual me parecían inferiores a otros, quizá había menos películas para la crítica y más para el público. Tal vez ha predominado un cine más clásico, incluso académico, frente a la ruptura y la innovación.
Y sin embargo, el jurado se ha decantado por el riesgo en su palmarés.
Sí, ha apostado por trabajos más pequeños a los que les resulta difícil encontrar distribución en salas comerciales. Va a ser muy beneficioso para estas películas.
¿Han tenido la Sección Oficial que querían o solo la que podían?
Teníamos la sección que queríamos salvo en dos o tres títulos que no pudimos conseguir: la última de Steve McQueen, Doce años de esclavitud, y Dallas Buyers Club, que no está en la Sección Oficial porque el director, Jean-Marc Vallée, no podía venir a Donostia. Por lo demás, la selección responde bastante a lo que más nos ha gustado este año.
Respecto al glamour, tras una potente inauguración y el revuelo dominical de 'Las brujas de Zugarramurdi', hubo varios días en blanco...
El glamour ha estado por debajo de lo que nos habría gustado. Estaba mejor armado porque el martes llegaba Colin Firth y el sábado, después de Hugh Jackman, Helena Bonham Carter, que canceló a última hora por una serie de problemas. También venía Stellan Skarsgard, que al final no pudo por un rodaje. De todos modos, parece que el glamour son solo las seis estrellas de Hollywood cuando también han venido figuras de otro tipo como Michelle Yeoh, a la que hay medios que no han sacado ni una foto, o como Vincent Perez y Mathieu Amalric, que aquí han pasado de puntillas por falta de conocimiento de ciertas cosas. De todos modos, no hay que perder el foco, lo importante son las películas. Me preocupa más que no haya una percepción lo suficientemente positiva de la Sección Oficial que el hecho de que haya más o menos glamour, que no es más que un condimento.
¿Y cómo ha sido Hugh Jackman en las distancias cortas?
Facilísimo de trato, muy agradable, siempre sonriente y muy profesional. Me recordaba a Antonio Banderas, que sabe que su trabajo también es cuidar al público. Estaba dispuesto a todo lo que se le pidiera e incluso a más. Tras la proyección de Prisoners, él mismo nos propuso: "Hay un montón de gente fuera esperando. ¿Puedo salir a saludar?" Surgió de él y estuvo media hora en la alfombra roja, firmando autógrafos y sacándose fotos acompañado solo de un guardaespaldas. Nos dijo que no pasaba nada porque la gente le tocara y le abrazara.
¿El resto de visitas?
Carmen Maura estuvo deliciosa, es alguien a quien admiro y ha sido un honor que aceptara el Premio Donostia siendo yo director. Mario Casas y Hugo Silva también fueron majísimos, gente superhumilde que aguanta un ritmo durísimo. Michelle Yeoh, Annette Bening... No recuerdo ni un solo problema con ninguna estrella.
Y luego está el público...
Hemos tenido prácticamente el mismo número de proyecciones que en 2012 y vamos a superar en 3.000 o 5.000 personas los 157.000 espectadores del año pasado. También hemos recaudado casi 40.000 euros más.