Donostia. Carlos, el sastre granadino que interpreta Antonio de la Torre en Caníbal, mata y come mujeres, pero la película no explica por qué. Su director, Manuel Martín Cuenca, ha partido de un relato del cubano Humberto Arenal para coescribir esta historia junto al guionista Alejandro Hernández. Ambos tuvieron siempre claro que no intentarían "hacer psicologismo" ni explicarían los porqués del personaje. "Es, por ejemplo, como la historia de amor del diablo. ¿Qué pasaría si el Demonio se enamorara? Lucifer, el ángel caído, traicionó a Dios cuando era su ángel favorito, pero nadie explica por qué", afirmó el realizador en la rueda de prensa de ayer.
A su juicio, cruzar la línea del mal es algo que uno hacer "sin darse cuenta ni ser consciente", y a los responsables de Caníbal les interesaba reflejar "esa presencia del mal en estado puro" subrayando que "es una cosa que nos puede pasar a cualquiera de nosotros". "La película tiene que perturbar y hacer pensar al público sobre por qué podría existir un personaje como este en la sociedad actual", añadió el responsable de títulos como La flaqueza del bolchevique o La mitad de Óscar.
Preguntado por las referencias empleadas, Martín Cuenca citó a "toda una maravillosa tradición española de actores y directores" entre los que citó a Buñuel, Bigas Luna, Almodóvar, Carlos Saura y Fernando Fernán-Gómez. También quiso regresar a Granada, ciudad en la que vivió durante algunos años y que le permitió que el largometraje esté "anclado en esas raíces". "Me gustaría que fuera universal y al mismo tiempo española", añadió.
Por otro lado, la mayor parte de las producciones de cine español se ruedan en Madrid o Barcelona, y Martín Cuenca pensó que Granada, ciudad en la que apenas se han hecho películas -"solo históricas"-, le permite "transmitir cosas que uno conoce a nivel inconsciente y que aportan algo al alma de Caníbal". En definitiva, filmar en la ciudad andaluza es "un pequeño esfuerzo" que contribuye a "renovar la imagen del cine español".
Por otro lado, la presencia de la religión, los pasos y cofradías de Semana Santa, responden básicamente a un motivo: "Somos lo que somos y el cristianismo está ahí, en nuestra educación". De todos modos, el realizador no ha pretendido juzgar, sino introducir ese aspecto de manera "natural" para referirse, quizá, al sacrificio, la redención, la sangre o el amor al prójimo.
Preguntado por la influencia del arte en la estética de un filme poblado de bellos y pictóricos encuadres, el director dijo no tener un discurso "muy elaborado ni intelectual". Recordó que una película "es la contribución de mucha gente" y señaló, obviamente, al director de fotografía, Pau Esteve Birba. También apuntó que las referencias pictóricas brotan "de manera intuitiva". "Yo no puedo hacer cine ni escribir sin pensar en todo lo que ha habido antes", recalcó antes de hacer alusión al tono pausado y silencioso de Caníbal: "El cine bebe de la pintura y de la fotografía. En el silencio de una foto o de un cuadro se cuentan historias".
Pero sobre todo, Manuel Martín Cuenca tuvo palabras de agradecimiento para sus dos protagonistas, Antonio de la Torre y Olimpia Melinte, porque "un director no es nadie sin los actores", y ambos sostienen casi en exclusiva la película con roles nada sencillos. "Yo siempre trato de hacer los personajes desde el alma, buscando lo más verdadero posible. Manolo es uno de los mejores directores de actores de España y seguramente, también de Europa. Me ha dado plena confianza y así es posible lanzarte a volar sin miedo a caerte", contó De la Torre, que bromeó sobre la carne que come en la película: "El director nunca me dijo que era, solo que en el contrato venía que tenía que comerlo".
OLIMPIA MELINTE Su compañera de reparto, rumana de origen, tuvo que aprender español e interpretar a dos personas. Para meterse en la piel del segundo de ellos, el de la mujer que hace tambalearse el oscuro universo del caníbal, tuvo que ganar diez kilos, para lo cual recibió consejo de Antonio de la Torre, que llegó a coger más de 30 kilos para su papel en Gordos, de Daniel Sánchez Arévalo. La actriz vivió la experiencia de rodar en Granada como si fuese "un universo nuevo" para ella.
Fernando Bovaira, productor que ganó el Oscar a la Mejor película de habla no inglesa por Mar adentro, de Alejandro Amenábar, se mostró expectante poco antes de que la Academia de Cine anuncie si Caníbal entra en la carrera hacia Hollywood. Compiten con ella 15 años y un día, Alacrán enamorado y La gran familia española.