VITORIA
DETROIT se ha declarado en bancarrota. La ciudad, ejemplo de rápida expansión como capital de la industria automovilística en la década de 1950, tiene acumulada una deuda cercana a los 15.000 millones de euros.
El declive de la industria del motor estadounidense desde los 70 ha sido lo que ha tumbado a Detroit, que se ha quedado solo con 700.000 habitantes y registra una tasa de desempleo del 16 por ciento (comparada con la tasa nacional de 7,6 por ciento). Sepultada por una crisis insostenible, la metrópoli acaba de anunciar la suspensión de pagos en lo que constituye la mayor reestructuración de la deuda de una ciudad estadounidense de la Historia.
Una de las soluciones más polémicas que se están estudiando para poder reflotar la urbe es la de desmantelar su museo, el Institute of Arts, uno de los más prestigiosos del país, para lograr liquidez. El museo mantiene el valor de su inventario en secreto, pero se ha sugerido que podría estar tasado en 2.000 millones de dólares. Los acreedores se podrían quedar con un patrimonio histórico y cultural de unas 60.000 piezas, que abarca desde el arte egipcio al arte de vanguardia, con artistas como Matisse, Diego Rivera, Calder, Peter Bruegel el Viejo, Tintoretto, Caravaggio, Rembrandt y Van Gogh, entre otros. En la época de bonanza, durante la década de los años veinte, se compraron algunas de las piezas más importantes que todavía se conservan y que ahora se podrían vender para salir del agujero.
Sin precedentes La situación no tiene precedentes. "No creemos que eso de vender o subastar las obras vaya a ocurrir, pero si intentan hacerlo, vamos a pelear para que no ocurra", han explicado desde el Instituto de Artes de Detroit.
Pero, especialistas de arte de todo el mundo no están tan seguros de que la colección no se acabe de utilizar como un activo financiero y han lanzado la voz de alarma por la suerte de las joyas artísticas que posee Detroit ya que temen que podrían acabar en manos de coleccionistas privados. Entre ellas, destacan La danza de la boda, de Pieter Bruegel; La conversación de Magdalena, de Caravaggio; El pensador, de Auguste Rodin; Fruta, garrafa y vaso, de Picasso; Adán y Eva, Alberto Durero, y Autorretrato, de Van Gogh. (Esta última podría alcanzar un precio de 100 millones de dólares).
Pero, la joya de la corona, por su historia y simbolismo, es, sin duda, el mural Detroit industry, que Henry y Ethel Ford encargaron en 1932 al pintor mexicano Diego Rivera para las paredes del gran hall de Instituto. Esta serie de 12 frescos realizada en semicírculo es el punto central de la colección del museo, no solo por el valor histórico y estético, sino también porque representa un icono de identidad para la ciudad, cuya imagen está relacionada con la industria del automóvil.
Auténticas obras maestras de la Historia del Arte que, en caso de caer en manos privadas, podrían quedar encerradas entre cuatro paredes y nunca más ser expuestas al público. "Estamos preocupados en los círculos artísticos de todo el mundo por las 60.000 obras, sobre todo, por el destino de los doce murales de Diego Rivera en Detroit. Son la obra máxima de Rivera en Estados Unidos y ahora están sujetos a los reclamos de los acreedores de la ciudad", ha advertido el especialista en arte latinoamericano Gregorio Luke a Efe. De llevarse a cabo la venta de la colección del museo estaríamos hablando de la mayor subasta de arte y la primera gran liquidación de arte público de la Historia.