Se ha terminado el séptimo Ondas de Jazz...
Para mí, este año era un tanto diferente puesto que venía de estar desaparecido un tiempo por cuestiones de salud. La vuelta ha sido dura porque había que cerrar la anterior temporada, preparar ésta que ahora ha concluido y todo ello sin demasiado margen puesto que en julio acabé con la quimio. De hecho, creo que es la edición que tenía más ganas de que se terminase de una vez porque he llegado con muy poco tiempo y con demasiadas ansias de regresar a la normalidad, que es algo que tal vez me ha jugado alguna mala pasada. Además, y no sé si está bien que lo diga pero uno tiene que expresar lo que siente, no me he sentido muy arropado por el equipo de la asociación Jazzargia. Ha habido, incluso desde fuera, gente que ha estado a la altura de las circunstancias y otros, sobre todo desde dentro, que no. Tampoco es una crítica, sino un sentimiento. Sí ha habido muchas personas que a lo largo de los meses han estado ayudando y mucho en una edición que se tenía que abrir sí o sí con el recuerdo a Piazzolla a los 20 años de su muerte, aunque tenía mis dudas sobre quién podía protagonizar esa sesión sabiendo que no podía contar con algunas opciones por cuestiones de fechas. Así que acudí, como siempre, a Juan Claudio Cifuentes Cifu, nuestro homenajeado el año pasado, y ahí fue cuando nos decidimos por Marcelo Mercadante. Él ya había oído hablar del formato, de que lo nuestro no es un concierto al uso. Y se fue encantado porque, además, vendió muchos, pero muchos discos.
Y a partir de ahí...
Pues era pensar en una edición en la que, como siempre, tenía que haber también partes más comerciales. No es por nada porque no vendemos entradas y por lo tanto no estamos en ese plano. Pero el objetivo de Jazzargia, y de Ondas de Jazz, es acercar a la gente a esta música y ahí es importante contar con propuestas más comerciales. En este caso se recurrió a Meritxell Negre, del concurso El Número Uno. Fue una apuesta. Y bueno, tampoco vamos a recordar las seis citas, pero cerrar con Antonio Serrano...
Aunque en principio los planes eran otros para la clausura.
Sí, pero el musical El Perseguidor tiene su continuidad porque ya hay un principio de acuerdo con una empresa de Madrid por el que Jesús Sáez Sebastián, que es productor y actor, ha mostrado su interés por liderar el proyecto. Fernando Oliver, productor ejecutivo, también está detrás y de aquí a año y medio esperemos que podamos hablar de este musical adaptado de la obra de Julio Cortázar y estrenarlo en Vitoria. La clausura la tuvo que protagonizar esta vez Antonio Serrano porque se nos cayó lo que estábamos haciendo por diversos motivos. Tampoco quiero enredar. Sin más, ha habido dos partes que no nos hemos sentido a gusto. Me sentí incluso un poco traicionado por ciertas personas. Pero bueno, en la vida pasan estas cosas. He pagado una novatada que no volverá a pasar. De todas formas, la presencia de Serrano fue maravillosa. Es que es uno de los mejores armonicistas del mundo. De hecho, terminó aquí la gira de su nuevo disco para irse a Israel para arrancar el tour con Paco de Lucía que le devolverá a Gasteiz en unas semanas. Por cierto, ya que hablamos del Festival de Jazz, no me gustaría olvidarme en el repaso al homenaje de esta edición de Ondas de Jazz a Iñaki Añúa. Fue un acto, ahora lo puedo decir, que me creó más de un problema.
¿En qué sentido?
Ha habido gente muy cercana que no veía con buenos ojos que yo le hiciera un homenaje al director del Festival de Jazz de Vitoria, pero yo sí creo que se lo merecía. De él seguro que se pueden decir muchas cosas. Bien, quien quiera decirlas que las diga, pero está claro que si Ondas de Jazz representa el esfuerzo por intentar acercar el mundo del jazz a los ciudadanos, donde vas a poder ver este género en su máxima expresión es en el festival. Nadie puede poner en tela de juicio que el festival va a cumplir 37 años y que en su momento Añúa tuvo que arriesgar muchas cosas que ahora se han olvidado. Yo siempre he sido muy crítico con el festival, siempre desde la perspectiva de que se puede mejorar, pero ya no entro en otras cosas que se dicen.
Con todo esto, la valoración cuantitativa y cualitativa es...
Ha sido una edición buena porque, entre otras cosas, hemos crecido un 10% en asistencia. Hemos estado en una media en las seis audiciones en 425 butacas ocupadas. Y hay que tener en cuenta que las citas son los martes a las 19.00 horas. Eso nos dice que Ondas de Jazz se conoce más y que la propuesta es más reconocida. E Internet nos ha dado otra subida, superando las 200 conexiones en directo en las seis sesiones. Estos números me dicen que el camino en el que estamos es bueno. Además, estamos consiguiendo que los músicos de un cierto status de este país hablen de nosotros. En las web oficiales de Chano Domínguez o de Carles Benavent estamos presentes como proyecto. Y digo esto, por ejemplo, porque hay dos músicos de mucho talento de este país que van a estar en la próxima edición porque son ellos los que nos han llamado. Uno va a estar en el Festival de Jazz de Vitoria. El otro en el de San Sebastián. Y quieren venir a Ondas.
Es decir, de cara al próximo año hay que mantener la línea.
Sí, bueno, pero quiero introducir algún cambio. Pero es una idea que tengo que madurar todavía. Y también espero poder dar más presencia a los críticos y expertos que nos acompañan en cada audición. Luego está la cuestión política.
¿Complicada?
Hombre, este año Ondas de Jazz hubiera desaparecido si no es por el acuerdo presupuestario del PNV y el PP porque el recorte que se me proponía por el equipo de gobierno no hubiese permitido realizar el programa esta vez. Hay algo que no me voy a jugar nunca y es la calidad del sonido. La propuesta del recorte era de no continuidad aunque sé que hubo gente dentro del gobierno municipal que defendió el proyecto, lo cual tengo que agradecer, igual que al PNV por lograr que se mantuviese el presupuesto del año pasado, que ya estaba bastante ajustado. De todas formas, hay algo que sucede en esta ciudad que es muy curioso. Este año yo he podido ir a muchos conciertos, desde el Conservatorio Jesús Guridi o el Principal hasta otros espacios. Y te das cuenta de que donde realmente tienen que estar nuestros políticos, no están. Y no sólo el político, también otras personas. Sin embargo, luego son los que, bajo el criterio económico, recortan cuando, antes de nada, habría que saber a quién hay que recortar. Hay proyectos que tienen un aporte cultural muy importante que se debe valorar. Y no estoy hablando sólo de Ondas de Jazz, que también puesto que lo que hace este programa no lo lleva a cabo nadie. Repito, no hay nadie que coja a un músico de repercusión internacional, lo traiga para tocar y además le haga hablar ante el público de su técnica, de sus recuerdos, de su forma de entender la música... Tú, político, deberías ir y ver lo que se hace no una ni dos sino todas las veces, porque, entre otras cosas, se te paga para eso, para saber y conocer, y con eso conformar un criterio de valoración, más allá de la necesidad o no de hacer un recorte. Y sí, me puedes venir diciendo, y estoy de acuerdo, que sería bueno que todos los proyectos culturales contasen también con financiación privada, pero me tienes que dejar margen para que eso suceda, y eso pasa si tienes una persona que pueda desarrollar esa parte comercial. Claro, en una asociación como la nuestra, que es sin ánimo de lucro, todos tenemos nuestros trabajos. Es decir, no puedes exigir algo así si no me das posibilidades de poder, por ejemplo, contratar a alguien para realizar esa función.
¿Esto significa que no tiene claro el presupuesto para la próxima edición de Ondas?
En principio lo tengo cerrado, es decir, en teoría habrá una octava edición con el mismo presupuesto que esta séptima. Lo que estoy diciendo es que me gustaría no hacer seis meses, sino nueve. E incluso darle una vuelta más allá. Y creo que la institución debería hacer una apuesta por un proyecto que, además, fuera está siendo muy valorado.
El musical, de todas formas, no se estrenará en la próxima edición.
Bueno, lo hemos sacado de la estructura de Ondas. Estará dentro de lo que hace Jazzargia o como un extra de Ondas. La idea nace en Vitoria y me he ido a Madrid porque es allí donde me han puesto los recursos y el dinero. Y el estreno lo sigo pensando en el Conservatorio Jesús Guridi. Igual al final todo se queda en el aire, pero yo voy a intentarlo hasta el final y espero que en año y medio podamos verlo. Además, queremos darle una pequeña vuelta al musical, manteniendo la esencia pero igual darle un toque más comercial.
De todas formas, a lo largo de esta entrevista le veo muy 'escamao' con mucha gente.
Es que ha sido un año muy complicado. Me he sentido muy solo y a los que me tenían que haber ayudado les he visto justo en una audición, como si el resto no tuviera importancia. Me da pena que haya gente que no haya valorado el proyecto del principio al final. Tan importante es Antonio Serrano como los chavales de la Escuela Luis Aramburu y el Conservatorio Jesús Guridi. Es más, si de algo me siento orgulloso es de tener ese espacio para esos chavales. Este proyecto nació con la idea de acercar el jazz a los más jóvenes y sigo empeñado en eso. El que hoy se esté dando jazz en el Jesús Guridi es gracias, entre otras cosas, a que yo insistí en que se diera materia de jazz. Ellos dicen que soy el padrino de las big band y no es casualidad. ¿Estoy escamado? Pues sí. Igual es culpa mía, que no he sabido transmitir lo que siento por el jazz. ¿Qué es más importante: el conocimiento del jazz o el sentimiento hacia el jazz? Pues hay gente que puede conocer mucho pero que carece por completo de sentimiento y hay gente que conocemos menos pero que estamos llenos de sentimientos. Prefiero saber menos y dejarme llevar por el sentimiento. Pero bueno, haya cada uno con lo que piensa, hace y actúa. Nadie me va a poder acusar de que no he defendido el proyecto y que no he intentado integrar. Vuelvo, por ejemplo, al homenaje. Hace dos años, cuando salió el tema de los reconocimientos, en la primera reunión que tuvimos en la asociación propuse que el primer homenajeado tenía que ser Cifu y el siguiente Iñaki Añúa. Y me dijeron que, bueno, ya veríamos. Había otra posibilidad que era la de Pablo Zúñiga, con el que compartí mucho. Pero tenía muy claro que él tenía que ser el tercero y lo va a ser. Insisto, hay que entender que Añúa es una persona que, para bien o para mal, durante más de 30 años ha tenido un proyecto. ¿Podemos discutir que ha tenido pocos espacios para grupos locales? Vale. ¿Que tenía que haber traído a más músicos vascos? Vale. Pero a partir de ahí, yo no firmo nada más. En estos siete años de Ondas puedo presumir de que todos los números han avalado el proyecto, teniendo en cuenta que en la segunda audición estuvimos 40 personas porque la cagamos en la primera y desde ahí he trabajo duro para que Ondas ganase un prestigio. Ahora es muy fácil llegar y criticar. Lo difícil es aportar.