ha finalizado la liga de las estrellas con el triunfo del Barcelona, que sigue patrullando el cielo del triunfo deportivo, y entre los movimientos más relevantes en banquillos y vestuarios hay que señalar la marcha del entrenador del Real Madrid, José Mourinho, que vuelve a recalar en campos ingleses. En un deporte-espectáculo tan competitivo como el fútbol, a un entrenador lo encumbran o lo cesan en función de los resultados y por ello es bizantino discutir sobre las razones de la marcha de un entrenador. Resultados, resultados y resultados marcan la dinámica profesional de quien tiene la obligación de comandar los vestuarios, atemperar el banquillo y relacionarse con los medios. En las actividades diarias de la actual sociedad, la relación con los medios tiene un protagonismo importante y más en sectores como política o deporte de masas. Los profesionales de estos sectores tienen que tener bien claro que su relación con afición, seguidores y sociedad se establece a través de prensa, radio, tele e Internet, y por ello deben de lanzar mensajes claros, coherentes y a poder ser, brillantes. Los medios hacen de intermediarios y presentan con mayor o menor fidelidad los mensajes de los personajes de actualidad, en este caso, deportiva. Las relaciones entre mensajeros y emisores deben ser honestas, educadas y eficaces, respetando naturaleza y estilo del personaje. Las relaciones Mou-prensa no han sido ni fluidas, ni sinceras, ni equilibradas y al final, queda la sensación de que los medios han echado a Mou del banquillo merengue y nada más lejos de la realidad. Al portugués le ha finiquitado su carencia de trofeos, sus malas relaciones con determinados jugadores y la fracasada relación con el presidente de su club, que tardará en olvidar el paso singular de una estrella mediática que echarán de menos los plumillas de la información.
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