Vitoria. Se puso de largo en la pasada edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián dentro de la sección Nuevos Realizadores. Y después ha pasado por certámenes celebrados en Santa Bárbara, Moscú, Sevilla, Mannheim-Heidelberg, Amiens, Tbilisi, Guadalajara (México), Bérgamo, San Francisco... Pero ha llegado el momento de estrenarse en las salas comerciales, un nuevo paso dentro de la trayectoria de Chaika que hoy mismo se va a producir (en el caso de la capital alavesa, se puede ver en los Florida). De esta forma, el filme impulsado por la productora alavesa Kinoskopik, que ha contado con la colaboración de otras firmas y entidades estatales e internacionales, vivirá una nueva e importante etapa de su realización.
La película, dirigida por el madrileño Miguel Ángel Jiménez, es una historia de amor entre una prostituta y un marinero perdedor, reconstruida entre dos largas estaciones: el eterno invierno de Siberia y el verano en las polvorientas estepas de Kazajistán. Un filme que incluso antes de dar sus primeros pasos de rodaje ya contó con un amplio respaldo al recibir el espaldarazo económico del Fondo Eurimages del Consejo de Europa en el marco del Festival de Cine de Roma 2010 por la confianza que generó su propuesta frente a otras muchas.
Rodada entre Georgia y Kazajistán, la cinta supuso una aventura en sí misma, una experiencia vital y profesional que la productora alavesa y el equipo fueron relatando a través de Internet, desgranando lo que supone trabajar a 15 grados bajo cero o sin agua corriente.
Pero las circunstancias que rodearon ese trabajo, que podrían dar para otra película, quedan ahora al margen. Es el momento de encontrarse con el público más allá de los festivales, donde el filme ha conseguido más de un reconocimiento, y llegar a un contexto tan complicado para cualquier producción que no venga del gran mercado como es el de las salas comerciales.
Salome Demuria y Giorgi Gabunia encabezan el reparto de esta historia en apariencia sencilla que esconde no ya diferentes capas argumentales y emocionales, sino también una forma particular y propia de relatar, una manera que su director ya practicó con éxito en su primer largo, Ori.