Al parecer, la Casa de Alba pretende que el dinero conseguido con la venta sea dedicado íntegramente al mantenimiento de su vasto patrimonio.El conjunto, que fue trasladado de Madrid a París en medio de excepcionales cuidados para evitar su deterioro, fue subastado este jueves por la casa Christie's en una puja que levantó la expectación entre anticuarios y coleccionistas, dadas las pocas piezas que se conservan del ilustre diseñador.
Para tal evento y en vista de que se trataba de propiedades de uno de los linajes más antiguos de Europa, Christie's realizó un montaje para exponer los objetos a subastar en la misma disposición en que Rateu los colocó el cuarto de baño de la familia Alba.
Hasta París fueron llevadas para su venta dos lámparas de pie de pájaros de bronce con tono verde oscuro; una mesa baja de pájaros de mármol y bronce; un tocador con pie de bronce y tapa de mármol gris; un canapé con respaldo y reposapiés reclinable de madera; un canapé de cuellos de cisne de madera y una bañera de mármol de Carrara. Todos los objetos de bronce están patinados en el llamado 'verde antico', seña de identidad de su autor.
Regalo nupcial
El mobiliario del cuarto de baño fue el regalo de bodas que hizo Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, XVII duque de Alba y padre de Cayetana, a su esposa María del Rosario Silva y Gurtubay, que contrajeron matrimonio en octubre de 1920.Para ello, el duque contactó con un joven diseñador de moda residente en París que acababa de independizarse y que fue el triunfador en la exposición universal de 1925. De hecho, le llovían los encargos de la nobleza y familias más adineradas del continente, entre los que se encontraba el barón Eugène de Rothschild.
Al parecer, todos estos objetos estaban en desuso desde hacía años, por lo que la familia Alba optó por venderlos y así obtener recursos para mantener sus propiedades. Estas piezas únicas de Rateau se salvaron de las bombas lanzadas sobre Madrid por la aviación franquista, durante la Guerra Civil, debido a que la familia decidió poner buena parte de su patrimonio a buen recaudo. El Palacio de Liria, ubicado junto a la calle Princesa, quedó prácticamente destruido en los bombardeos que afectaron a la zona de la Gran Vía y los accesos desde La Moncloa, donde el ejército del general Varela encontró una fuerte resistencia durante los tres años de contienda.