Cannes. El danés Nicolas Winding Refn decepcionó ayer en Cannes con Only God forgives, una película extremadamente violenta, protagonizada por Ryan Gosling y Kristin Scott Thomas y en la que el director se recrea estéticamente en escenas sangrientas.
"Pareces mi madre", le espetó Refn a una periodista que le preguntó por las razones de la violencia en su filme, antes de reconocer: "No pienso realmente en lo que hago". "Algunas cosas despiertan más interés en mí que otras. No me considero muy violento, pero tengo una tendencia por las emociones violentas y las imágenes violentas, no puedo explicar de dónde viene", afirmó Refn durante la presentación de una película que compite en la sección oficial de Cannes y que fue recibida con abucheos tras su primer pase oficial.
"Este tipo de películas no son realmente las que me gustan. No me divierto viéndolas", dijo por su parte Scott Thomas, quien sin embargo se había sentido atraída por la "belleza" y la "emoción" que le provocó Bronson, un filme de 2008 de Refn también muy violento. "Cuando leí el guión y me pidieron que hiciera el papel, me gustaba la idea de interpretar a alguien diferente en una historia hiperviolenta y bastante perturbadora", señaló la actriz, que habló de sus problemas con algunas de las frases de la película por el vulgar y masculino lenguaje que usaba su personaje. Only God forgives, que era uno de los filmes más esperados de la 66ª edición de Cannes, despliega una violencia sinsentido en un marco estético muy cuidado que contrasta con la crueldad de la historia. Gosling (Julian) vive en Bangkok con su hermano, donde regentan un club de boxeo como tapadera para su negocio de tráfico de drogas. Su hermano viola y mata a una joven de 16 años, lo que desencadena una venganza por parte de Chang, un policía retirado que controla los bajos fondos de la ciudad y que se cree Dios. La madre de los dos jóvenes (Scott Thomas), llega con los mismos deseos de buscar una reparación a la muerte del mayor de sus hijos. Con pocos elementos para entender la historia, Refn ofrece todo un repertorio de sangre y de violencia explícita, sin ahorrar escenas desagradables al espectador, en un esquema narrativo en el que el silencio es la principal característica del protagonista.
Una leyenda viva Es una leyenda viva del cine y a sus 76 años Robert Redford sigue dirigiendo películas y actuando en algunas tan complicadas como All is lost, presentada ayer en Cannes fuera de competición. Y está convencido de que ha sobrevivido porque estaba "dentro del sistema de Hollywood, pero no vivía en él". "Si hubiera vivido dentro del sistema, no estaría aquí ahora", señaló Redford, para quien instalarse en las montañas, lejos de las tentaciones de Hollywood e incluso de Nueva York, es lo que le ha permitido preservar su forma de ver el cine.
"Es importante mantener las distancias y mantener separada la vida personal de la profesional", afirmó Redford en la presentación de un filme en el que es el único actor, un hombre que realiza una travesía en solitario en un velero en el Océano Índico, segundo largometraje de J.C. Chandor, tras Margin Call. Un ejemplo de cine independiente, un sector que siempre ha estado en una situación complicada, "pero especialmente ahora", afirmó Redford, para quien se está produciendo un gran cambio en el cine que "no es precisamente a favor de los artistas". Pero en su opinión, no importa qué tipo de historia se ruede, sea grande o pequeña: si tiene humanidad, funciona, como All is lost, que fue un enorme desafío para Redford y que, con la distancia del lugar en el que se desarrolla y los más de 40 años pasados, trae a la memoria Jeremiah Johnson, de Sydney Pollack, que compitió en Cannes en 1972.
"Actuar me gusta mucho y espero poder seguir haciéndolo", dijo Redford, cuyo próximo trabajo será una participación en el filme sobre el Capitán América, mientras continúa con la expansión del Festival de Sudance y acaba de estrenar su último filme como director, The Company You Keep.