BILBAO. La cavidad está situada en una zona rural de Bizkaia, debajo de una cantera. Era conocida su existencia, y de hecho, en los años 70, tras publicarse el hallazgo de restos óseos en ella, sufrió la actividad de vándalos que hicieron hasta grafitis y la expoliaron.

Entre estos daños y los producidos por la actividad de la cantera, la cueva se catalogó en 1982 como un yacimiento destruido a efectos arqueológicos, hasta que en 2011, un equipo que volvió a estudiar las cuevas vizcainas descubrió en ella unas pinturas y grabados.

En estos dos últimos años, los científicos han documentado la cueva, en la que han identificado un total de 38 figuras, mayoritariamente pintadas -todas en rojo-, destacando una decena de caballos y una mano humana.

Son representaciones figurativas de caballos, con el morro sinuoso, lo que los arqueólogos llaman "morro de pato", un estilo que corresponde con los hallazgos de otras cuevas europeas de la misma época, hace unos 25.000 años. Sin embargo, la pintura roja y el grabado no se pueden fechar directamente.

Ha sido el hallazgo de un hueso de ciervo incrustado en la pared, a dos metros de altura al lado de las pinturas, datado mediante el carbono en 23.800 años de antigüedad, lo que ha permitido una datación relativa de la época gravetiense para el conjunto artístico, según han explicado hoy los arqueólogos investigadores del yacimiento, Diego Gárate y Joseba Ríos.

Las pinturas están ubicadas en su mayoría cerca de la entrada, donde llega la luz natural, aunque hay tres series de líneas rojas al fondo de la cavidad.

Otra de sus características es su tamaño, ya que los caballos miden 1,70 metros, frente a los cuarenta centímetros que, por ejemplo, tienen los de Santimamiñe.

Además de documentar las pinturas, los arqueólogos han excavado en varias zonas de la cueva, lo que ha permitido documentar el uso de la cavidad durante sesenta mil años, cuando ha sido habitada alternativamente por osos y por humanos.

Se han recuperado 5.839 restos de fauna, la mayoría de osos de las cavernas, y numerosos restos de la actividad humana, desde que los neardentales visitaron esporádicamente la cavidad hace sesenta mil años y dejaron algunas herramientas de piedra hasta que hace 3.300 años se utilizó como sepulcro para depositar muertos, por lo que se han hallado una docena de restos humanos.

Con el estudio científico la Diputación ha editado un libro en el que se describen los hallazgos, que según los arqueólogos, han situado a la cueva de Askondo como el tercer conjunto artístico más importante del paleolítico en Bizkaia, tras la popular cueva de Santimamiñe y la de Arenaza.