Soderbergh, un cineasta que lleva años anunciando un retiro que por fortuna nunca llega, abre y cierra su filme, Efectos secundarios, con idéntico movimiento de cámara. En algún modo se parece mucho al gesto con el que se inaugura y clausura Elena, de Andrey Zvyagintsev. No sería la primera vez que el autor de Sexo, mentiras y cintas de vídeo mira hacia el norte de Europa. Ahi quedó su digno acercamiento al Solaris de Tarkovski. Pero volvamos a Efectos secundarios. Ese plano del que hablamos consiste en esbozar una panorámica, una rúbrica a través de un edificio del que la cámara señala una ventana. Detrás de ella, en ambos casos, está la misma persona. Lo que cambia, es el conocimiento de los hechos y eso, conocer, o sea desvelar y mostrar, es lo que da sentido al hecho de hacer películas, al vicio del voyeur.

Dirección: Steven Soderbergh Guión: Scott Z. Burns Intérpretes: Jude Law, Rooney Mara, Catherine Zeta-Jones, Channing Tatum y Vinessa Shaw Nacionalidad: EEUU, 2013 Duración: 106 minutos.