MADRID. Paul Klee era un artista mágico, un alquimista, un brujo que tenía aprendices en La Bauhaus. A esta actividad docente del artista dedica la Fundación March una exposición basada en el "legado pedagógico" de Klee.
Es la segunda exposición que la Fundación March dedica al artista suizo, protagonista en 1981 de una amplia muestra, y es fruto de cuatro años de trabajo en colaboración con la Zentrum Paul Klee de Berna.
Con Fabienne Eggelhöfer y Marianne Keller-Tschirren como comisarias invitadas, la muestra cuenta con 137 obras entre pinturas, acuarelas y dibujos, realizados de 1899 a 1940, que "funcionan como una caja de resonancia" con el centenar de manuscritos seleccionados entre las notas de las clases del maestro suizo en la Bauhaus, señaló Manuel Fontán, director de exposiciones de la Fundación. En su opinión, después del catálogo razonado de Klee, la edición critica y la publicación completa de su legado pedagógico "es el proyecto de investigación estructural más relevante de las últimas décadas sobre el artista".
El llamado legado pedagógico está formado por un conjunto de textos con casi 4.000 páginas manuscritas en las que Klee recogió durante diez años de enseñanza en La Bauhaus sus reflexiones e investigaciones teórico-prácticas en torno a la forma pictórica, sus regularidades, sus normas y su génesis. Un conjunto de reflexiones sobre la vida de las formas sin las que no pueden entenderse de manera concluyente ni la teoría del arte ni el propio hacer artístico de Klee, según Fontán, quien consideró que en la exposición "no hay nada al azar".
La muestra se ha planteado en varios capítulos que recorren aspectos centrales tanto en la creación artística de Klee como en su enseñanza: Ritmo, Color, Naturaleza, Movimiento y Construcción.
Junto a las obras y los manuscritos, se muestran objetos y documentos que van desde fotografías de época hasta los herbarios del artista, pasando por sus lecturas, las fuentes documentales de sus reflexiones, sus escritos, sus cuadernos de dibujo y sus publicaciones.
Hombre muy culto, a Klee le interesaba la biología, las matemáticas, la literatura, la música, la poesía.
Los fenómenos de la génesis y el crecimiento de la naturaleza le sirvieron de modelo para explicar la configuración y el diseño. Su tesis de que lo esencial no es tanto la forma definitiva de las cosas como más bien el proceso que conduce a ella, su idea de que una forma no "es", sino que deviene, impregna toda su enseñanza y explica su interés por el interior y la generación de las formas.
En el recorrido hay, en opinión de Fontán, mucha magia, mucho color "no es una exposición fría", sino todo lo contrario. "Creo que viendo esta muestra se entienden muchas cosas. Hay una mezcla de infantilismo y complejidad", señaló.
La exposición, que permanecerá abierta hasta el 30 de junio, revela también que Klee "trató de enseñar que el camino caracteriza la forma, y transmitir el devenir de la forma", comentaron las comisarias.