Zalduondo. El museo comarcal de Zalduondo, instalado en el palacio de los Lazarraga, es uno de los mayores atractivos para el visitante de la Llanada alavesa. Su gestión está a cargo de la Asociación Cultural de Zalduondo, una entidad privada, promovida por los vecinas y vecinas de esta localidad, cuya labor se ve ahora reconocida por el premio que todos los años concede la Sociedad Landazuri. Estos galardones son concedidos desde 1992 en dos modalidades, individual y colectiva, a aquellas personas y entidades de reconocido prestigio, que hayan realizado una destacada labor en la promoción, conocimiento y defensa del patrimonio de Álava.
Zalduondo, enclavado al pie de uno de los antiguos caminos de Álava, el que desde Francia pasando por Gipuzkoa entraba por el Túnel de Sandrati/San Adrián, frecuentado antaño por mercaderes y peregrinos, fue solar de numerosos nobles que construyeron aquí sus casa señoriales. Una de ellas, la de la familia gamboína de los Lazarraga, construida en el siglo XVI, conocida como la "casa de los gizones" por los personajes que flanquean el escudo de armas de la fachada, languidecía ruinosa allá por los años 70 del pasado siglo. Fue entonces cuando un grupo de vecinos y vecinas, decidió que era hora de que las cosas cambiasen y que si ellos no tomaban la iniciativa no lo iba a hacer nadie. El grupo fue encabezado por Blas Arratibel, un vecino del pueblo que, una vez jubilado, empezó a desplegar una actividad incansable.
Así, con el ambicioso proyecto de evitar la ruina total del palacio de los Lazarraga, se constituyó la Asociación Cultural de Zalduondo. Se hicieron diversas gestiones, consiguiéndose que la Diputación Foral de Álava adquiriese la casa, propiedad de una familia aristocrática de la que hacía mucho tiempo que no había aparecido por Zalduondo ningún representante, emprendiendo su rehabilitación. Una de las primeras acciones que se desarrollaron, fue la de trasladar a lienzo los frescos que adornaban las paredes del patio, a la intemperie desde el siglo XVI, que hoy pueden admirarse convenientemente enmarcados y protegidos.
Mientras las obras de restauración se realizaban, la recién creada Asociación Cultural de Zalduondo no detuvo su actividad. En el año 1976 se recuperó la celebración de los carnavales, durante tanto tiempo relegada, pero nunca olvidada. Se investigó en la tradición y se recrearon sus personajes, con Marquitos como protagonista, un muñeco de paja que es quemado al final de la fiesta.
Una vez restaurado el palacio, se instaló en él un museo comarcal de etnografía, sirviendo, al mismo tiempo, como sede de una asociación cultural que ahora ve reconocida su labor.