madrid. "Balacera", "pinche joto", "no mames güey" o "qué onda mi chapo, cómo anda la mecha", son algunas de las muchas expresiones que, como una mecha con música, recorren Nombre de perro, la nueva novela del escritor mexicano Élmer Mendoza, un grito de denuncia en forma de narcoliteratura.

"La narcoliteratura es un registro de una región, que tiene mucha relación con las cosas que ocurren en el mundo, pero también es una denuncia contra las debilidades humanas; digamos que contra la pereza por resolver los problemas reales de los pueblos y de dar alternativas coherentes a los jóvenes y que dediquen a otra actividad que no sea el narcotráfico". Así lo explicaba ayer Élmer Mendoza. El escritor mexicano, nacido en Culicán, en 1949, está estos días en Madrid presentando la tercera entrega de su detective Edgar el zurdo, en Nombre de perro, publicada por Tusquets, tras haber resuelto ya los casos más complicados en Balas de plata (premio Tusquets de Novela, en 2008) y La prueba del ácido.

En esta nueva novela, el Zurdo se introduce en las profundas redes del narcotráfico para ayudar a resolver el asesinato de la novia de Samantha Valdés, la jefa del Cártel del Pacífico. Un asesinato que se produjo al tiempo que se desarrollaba una reunión con otros jefes del narco para pactar una tregua que le siguiera el juego al Estado.