El pasado sábado, la Asociación Musical Germán María de Landazabal de Araia celebró, en el marco de la vigésima edición de su Fin de Año Musical, la festividad de Santa Cecilia, patrona de la música y de los músicos. Como en ediciones anteriores, la agrupación ha aprovechado esta fecha para rendir homenaje a una persona a la que se reconoce su aportación al área musical de la localidad. De esa manera, se realizó en el marco de la actuación de la Banda de Araia, en Andra Mari Aretoa, un sencillo pero sentido homenaje a Julián Martínez Egurrola.

El homenaje tuvo lugar después de la interpretación por parte de la Banda de la pieza In memorian de Jacob de Haan, como recuerdo de los músicos fallecidos en el último año. El presentador del acto desgranó, con un fondo musical de piano interpretado por el joven Aitor Bravo, el reconocimiento hacia Julián Martínez Egurrola, por su trayectoria y aportación a Araia, a través de la música, pero también de otras actividades. A continuación, la presidenta de la Asociación, Mari Jose Ibañez de Garayo y el director de la Banda, Alfredo Markinez, hicieron entrega al homenajeado de una placa en madera, en la que se encontraba grabado el kiosco de la plaza, un símbolo especialmente querido por todos los araitarras. Los nietos y nietas de Julián le ofrecieron también un ramo de flores. El homenajeado respondió emocionado con unas palabras de agradecimiento, tras lo cual, con su presencia y la de su familia en el escenario, la Banda interpretó en su honor el centenario pasodoble Viva Araia. Para finalizar, la presidenta resumió el cariño del que es objeto Julián Martínez Egurrola por parte de sus paisanos, por medio de las siguientes palabras, "gaur egin nahi dizugu omenaldi zume bat baina sentikorrena, bene benetan merezi duzulako / hoy, maestro, te queremos dar las gracias públicamente por todo ello, eskerrik asko!".

El sentido de este acto era, en palabras de los representantes de la Asociación Musical Germán María de Landazabal, "rendir un homenaje muy especial a una de esas personas dignas de merecerlo". Un hombre, Julián Martínez Egurrola, que, entre otras cosas, ha vivido con la música y en la música, siendo ésta para él una parte muy importante de su trayectoria, como se expresó en el transcurso del homenaje, "seguramente -se dijo-, junto a su familia, la música haya sido el maridaje perfecto para su felicidad, desde la sensibilidad que derrocha por su entorno y sus aficiones". La apuesta y dedicación de Julián Martínez Egurrola a la música ha sido muy importante, pero a lo largo de su vida ha dedicado también su buen hacer a otras actividades, tales como el surgimiento de la Ikastola de Araia, en tiempos muy difíciles par ello, o su participación en el Grupo de Teatro, que el recuerda con gran cariño, en el que siempre trataba de introducir la música en los guiones que lo requerían.

Egurrola estudió música, solfeo y piano, en su propia casa, con su hermana Mari Josefa, examinándose de primer curso de solfeo a los seis años en el Conservatorio de Música Jesús Guridi de Vitoria, donde continuó sus estudios.

Durante el curso impartía clases de música a sus condiscípulos y a otras personas, todos los días a partir de la 6 de la tarde. Perteneció a la Schola Cantorum. Estudió armonía con el profesor Antonio Valdés y, durante varios veranos, estudió canto gregoriano y polifonía en el Monasterio de Monserrat. Se tituló en gregoriano en la Escuela Claretiana de Madrid.

Fue director de la Banda de Música de Araia, fundó la Coral Aitzbarren y el Otxote de la misma. Ha sido miembro activo de coros y otras agrupaciones. Fue uno de aquellos que, en 1988, se unieron para la recuperación de la Banda y fundaron la Coral German Maria Landazabal, formaciones de las que actualmente sigue siendo miembro, donde además de cantar y tocar hace arreglos de composiciones.