Cada semana, el infierno sonoro alavés se abre en la calle Venta de la Estrella. Desde hace más de once años, la asociación cultural Helldorado tiene allí su centro de operaciones, un escenario por el que han pasado centenares de grupos de casi todas las partes del mundo, donde se han grabado discos en directo, donde se han dado momentos inolvidables, donde ha habido teatro, cine... Bueno, donde han pasado muchas cosas y las que quedan todavía. Todo esa vida está generando una cantidad ingente de carteles, flyers, entradas y otros materiales que la agrupación ha ido guardando, una documentación con casi mil referencias que desde ahora tiene una nueva casa en la que va a ser estudiada, catalogada, conservada y digitalizada: la Fundación Sancho el Sabio.
"Para nosotros, esta donación tiene varios alicientes ya que, para empezar, la realiza una entidad que está viva y en funcionamiento, y, además, nos acerca más a la cultura no oficial, alternativa", explicó ayer Jesús Zubiaga, director del archivo de Caja Vital. "La verdad es que al principio nos sorprendió que a gente tan seria les pudiésemos interesar", apuntó Juan Uriarte, presidente de la asociación alavesa.
La mayor parte del material que ya está en la sede de la fundación, ubicada en Betoño, se corresponde con carteles realizados para anunciar los conciertos llevados a cabo en estos más de once años (el primero tuvo lugar el 26 de octubre de 2001 con Sex Museum como protagonista). Son anuncios pero también pequeñas obras de arte realizadas por diseñadores de diferentes países, también estatales (Mariscal o Leviathan) y, por supuesto, locales (Mundina, Angelito Rockaina, Iñaki Ailaket...). "Es muy ilusionante que Sancho el Sabio se moleste tanto por el trabajo que hacemos", relató Paula Murillas, diseñadora y responsable de comunicación de Helldorado.
En estos momento, y de la mano de un convenio de colaboración que Sancho el Sabio tiene con la Universidad del País Vasco, dos estudiantes están empleando sus prácticas en ir estudiando cada uno de los materiales para crear una base de datos que después sirva para la digitalización, difusión y conservación de la documentación. "Hemos tenido bastante suerte porque en la asociación tenían todo bien ordenado y también documentado, así que está resultado más sencillo de lo que se podría pensar en un principio", comentó Zubiaga, quien quiso reseñar que uno de los elementos más importantes de lo recibido desde la agrupación alavesa "es que se trata de información de carácter efímero, que si no guardamos se perdería sin remedio".
Lo cierto es que Sancho el Sabio es uno de los archivos de temática vasca más importantes del mundo, una fundación que, eso sí, a partir de ahora rockea. Helldorado se encarga de ello.