Barcelona. El escritor mexicano Juan Pablo Villalobos, que acaba de publicar Si viviéramos en un lugar normal, su segunda novela de una trilogía crítica sobre México, cree que el humor nos permite acercarnos a la realidad y es además "un arma contra el poder".

Villalobos piensa que el humor, habitual en sus libros, es "una manera de entender la realidad y no sólo una cuestión de entretenimiento, como se ha sostenido habitualmente". Además, opina que es "un arma que tenemos contra el poder" y, en ese contexto, el autor trabaja con la opción de "los insultos como vía contestaria contra el poder". Reconoce que los insultos tienen una parte negativa, pueden acabar generando violencia, pero tienen también un aspecto positivo: "generan conciencia para resistir y protestar contra el poder de unos gobiernos que responden a los intereses económicos de unas minorías".

La trilogía, iniciada con Fiesta en la madriguera, pretende ser asimismo un homenaje al escritor Jorge Ibargüengoitia, "injustamente olvidado". Si viviéramos en un lugar normal (Anagrama) es la historia de una "novela fracasada", pues, como dice el propio autor, su intención era escribir una novela sobre Carlos Salinas de Gortari, que presidió México entre 1988 y 1994 y con una personalidad que fascina al autor. Villalobos escribió esta novela hasta siete veces y al final Salinas solo aparece en un párrafo, pero su sombra está muy presente en las páginas de la obra.

Villalobos define, sin tapujos, su libro como "una novela política" para explorar los grandes problemas de México, desde el interior de una familia, que puede representar a la generación nacida a finales de los 60 y principios de los 70, y a sus padres, que habían vivido el milagro económico mexicano y luego sufrieron la crisis de los 70. Ese cliché de una generación que transmitió una "educación del insulto" como reacción a las noticias catastróficas que veían cada noche en los noticiarios, "en una época de hiperinflación y con una situación económica delirante".