Madrid. José Sacristán ha cumplido 75 años y hoy, más que en "toda una vida contra Franco", se siente un "quijote" en lucha contra los "gigantes" del capital, que riegan España de "muertos laborales y sociales" con sus "bombas" de recortes: "Creí que estábamos en Europa pero han vuelto a crecer los Pirineos", dice.

El cómico Sacristán, como se define en una entrevista con Efe, asiste espeluznado a lo que ocurre a su alrededor aunque él sea un privilegiado "vital y laboral" que lleva desde el verano pasado de gira con la obra que estrenará este jueves en el Español, Yo soy Don Quijote de la Mancha, después de pasarse un año en Argentina con el monólogo Caminando con Antonio Machado. "La gente allí enloquecía. En un pequeño pueblo llegaron a comprar un piano para que pudiéramos representarla. En Argentina hice 80 funciones de Caminando con Antonio Machado. En España, seis", resume entre el asombro y la resignación de quien "se creyó" que el mundo pero, sobre todo, su país "había cambiado".

"¿Dónde estamos? ¿Qué ha pasado aquí? ¿Cómo nos hemos podido equivocar tanto y, mientras tanto, tantos aplaudiendo? Es una política siniestra y el descalabro total de la izquierda", cabecea con desesperanza. Al actor (Chinchón, Madrid, 1937) le "pilló" la Transición "y toda una vida contra Franco" y es de los que luego "se creyó" que, "por fin, estaba en Europa, pero -se indigna- han vuelto a crecer los Pirineos", aquellos que "en un tiempo oscuro" separaron a España "de casi todo", como parodiaba la película que él protagonizó en 1973, Lo verde empieza en los Pirineos. "Me aterra la relación de fuerzas en la que estamos en estos momentos: esto es una guerra declarada. No caen bombas, les llaman recortes, ajustes, pero no para de haber muertos", se desespera. Le gustaría, "mucho", que se le pudiera echar la culpa al Gobierno pero, apunta bajando la voz, "la responsabilidad de lo que pasa la tiene el descuido de ciertas posiciones ideológicas, es decir, la izquierda, que ha mirado durante mucho tiempo a otro lado sabiendo que el muerto de esta guerra sería el de siempre".

Por eso y porque le parecen "formidables" todas las muestras de "resistencia", aún "a sabiendas" de que "el enemigo" vence siempre, apoya "sin fisuras" al movimiento del 15M y la convocatoria de huelga de mañana. "Me espanta la evidencia de lo que pasa. Es una guerra y hay una escandalosa impunidad con la que te bombardean. Te dicen 'te jodes: eres el muerto, el muerto laboral y social. Te ha caído la bomba'. Qué insolencia la del capital que en tan poco tiempo ha hecho esta matanza. La guerra solo acabará cuando le salgan las cuentas al que tiene el tanque", determina.

Está "muy honrado y muy satisfecho" por hacer de nuevo a Don Quijote -ya lo representó en el musical El hombre de la Mancha-, un papel que han hecho "nada menos" que Rafael Rivelles, Juan Luis Galiardo, Fernando Fernán Gómez o Fernando Rey. Lo que más le gusta del personaje, dice, es que "lo que tiene de referente poético lo compensa en lo moral, diciendo cosas que de algo le servirán a la gente". No tiene "noticias" de quijotes públicos -"son tiempos muy difíciles para eso"-, pero, precisa, sí los hay individuales y cita a José Luis Sampedro, José Antonio Marina, Miguel Delibes, Ernesto Sábato o José Saramago. "Es jodido confundir molinos con gigantes, salir a jugársela, por eso lo quijote sigue estando en las acciones de propósitos anónimos, como los dueños de ese bar que destinan buena parte de lo que ganan a financiar a cirujanos que vayan a operar en el cuerno de África o los voluntarios a los que secuestran por el mundo...", relata.

José Sacristán tiene claro que "todo actor desea transitar por todos los caminos, siempre que sea una buena historia y un buen personaje". "Prefiero hacer bien un entremés que un mal Sófocles. Tengo la suerte de estar ahí. El cómico Sacristán a estas alturas no pide más", asume.