Madrid. Federico García Lorca describía cariñosamente a Maria Blanchard (Santander, 1881-París, 1932) como una "dulce sombra" o un "animalito asustado en un rincón", pero el Museo Reina Sofía saca de la sombra a esta mujer con una retrospectiva que abarca por completo su trayectoria artística y muestra su particular estilo cubista, que se distingue por su rigor formal y su austeridad.
A través de 74 obras, la mayoría de ellas pinturas, el Museo Reina Sofía reivindica el trabajo de esta española, que vivió ligada al dolor físico por culpa de la enfermedad y cercana tanto en su producción como en su vida personal a artistas como Diego Rivera y Juan Gris, y coetánea de figuras como Picasso, Gargallo o Jacques Lipschitz. La muestra estará abierta hasta el 25 de febrero. Para MarÍa José Salazar, comisaria de la muestra, Blanchard es la "una gran desconocida" en España, que se "abrió paso en un mundo de hombres" y que "logró su libertad a través del cubismo". "Brilló con una luz muy propia en su momento", subrayó Salazar durante la presentación de la muestra. De manera cronológica, la exposición narra la trayectoria profesional de María Blanchard, desde sus primeros años de formación (1908-1914) y presenta algunas de sus obras más tempranas, en las queda reflejada la influencia de sus diferentes maestros. "En esta primera etapa centra su iconografía en el retrato, a través del cual podemos rastrear su evolución -explicó la comisaria- que pasa de los colores sobrios y el dibujo firme, sujeto al tema a una mayor riqueza colorista". En esta etapa destaca La española (1910-1915) una obra figurativa que guarda muchas similitudes con otra obra comenzada en esta época y con la que Blanchard logrará gran éxito y reconocimiento: La comulgante. El recorrido expositivo continúa revelando 35 pinturas de su periodo Cubista (1913-1919), movimiento al que Blanchard se adscribe en París y al que aporta plasticidad y sentimiento. En esta etapa compartió taller, tertulias y viajes por Europa con Diego Rivera y Juan Gris. En su etapa cubista, Blanchard evoluciona desde producciones cercanas a Diego Rivera "hacia un cubismo más sintético", cercano a la estética de Juan Gris, e incluso a algunos de los cuadros de Blanchard se les quitó su firma, y se les imprimió la de Juan Gris.