madrid. José Mercé tiene 57 años y lleva 44 siendo un privilegiado porque no ha conocido otro oficio más que su pasión: la música, con la que ha ido abriéndose sitio en los oídos y el corazón de los jóvenes. Por eso está que se sale con su nuevo disco, el flamenquísimo Mi única llave, un tiento, anuncia, al futuro.

El jerezano, nacido como José Soto Soto en una dinastía que capitaneaba su bisabuelo, Paco Luz, y comandaba su tío, Manuel Soto Sordera, se confiesa muy orgulloso de haber abierto el apetito de los jóvenes por el flamenco con un disco como Del amanecer (1998) y los siguientes, Aire y Lío, y está seguro de que con este entrará "definitivamente" en el siglo XXI. "Es una labor grandiosa hacia la gente joven para despertar su interés por el flamenco. En esa línea estamos y en esa línea seguiremos. No podemos defraudar a los jóvenes", sostiene este gitano rubio, abuelo ya a pesar de su juventud. Mi única llave es, a la vez, un disco "flamenquísimo" y, como decía su padre, "asentado, con solera".

El disco nace de una idea de "un peso pesado" de la música española, el productor, letrista y cantante Javier Limón, al que Mercé conocía "hace mucho" pero con el que no había tenido oportunidad de trabajar. "Me llamó desde Boston para decirme que tenía una idea para un disco, un trabajo muy flamenco y muy Mercé, y yo le dije que llamaba justo en el momento. Ha sido un disfrute total grabarlo, ir a Berklee -donde Limón es profesor-, estar en Boston con las mejores guitarras, con el coro...". Mercé se ha "rodeado" de "las mejores guitarras" del país, léase Diego del Morao, Pepe Habichuela, Tomatito y Manuel Parrilla, de un coro de chicas de 15 países para grabar el martinete que abre el disco.