madrid. Las imágenes de lo exótico de Gauguin, las más seductoras del arte moderno, y las de los artistas que heredaron su visión idílica del hombre en relación con la naturaleza forman la gran exposición con la que el Museo Thyssen-Bornemisza celebra su veinte aniversario.

Gauguin y el viaje a lo exótico es una ambiciosa muestra no tanto por el número de piezas -en total un centenar de las que 33 son de Gauguin- como por los contenidos, ya que se exhiben destacadas obras maestras de Gauguin y de sus seguidores. En un recorrido que comienza estableciendo un diálogo entre Gauguin, con Parau api y Delacroix, el primer viajero que tiene una respuesta moderna con Mujeres de Argel en un interior, la comisaria Paloma Alarcó ha querido mostrar al pintor francés como protagonista de una historia "y padre de una modernidad que también está presente en nuestro museo". Para la comisaria, Gauguin es un artista radical que lo dejó todo en busca de sus orígenes "para dar un paso adelante" y la exposición permitirá ver a los visitantes "la importancia capital que tuvieron sus viajes para la historia del arte".

dejó huella La comisaria aborda tres cuestiones que van encajándose en el recorrido. La primera es la figura de Gauguin, cuyas pinturas icónicas "no solo se han convertido en las imágenes más seductoras del arte moderno", sino que además ejercieron una poderosa influencia en los movimientos artísticos de las primeras décadas del siglo XX, como el fauvismo francés y el expresionismo alemán. En este apartado se puede contemplar una de las más bellas paredes de la exposición, Matamua, de la colección de Carmen Thyssen, junto a Matamoe, procedente del museo Pushkin de Moscú. En el mismo espacio se exhiben destacadas obras como Dos mujeres tahitianas, del Metropolitan de Nueva York o Adán y Eva, procedente de Copenhague.

La segunda cuestión planteada por Alarcó es el viaje como escape de la civilización, "que servirá de impulso renovador a la vanguardia", ya que el mundo de la jungla se convirtió en uno de los motivos recurrentes de la temática moderna. Aquí se exhiben algunas de las ensoñaciones de Gauguin junto a pinturas de Monet, Rousseau, Kirchner, Matisse, Muller o Marc. Finalmente, para la comisaria tiene relevancia la concepción moderna de lo exótico y sus vinculaciones con la etnografía. Gauguin, apunta, supo inventar una nueva forma de aprehender un mundo misterioso "convirtiéndose en un adelantado de la etnografía moderna", al igual que los expresionistas franceses y alemanes, que se vieron influidos por él. Además, una importante selección de obras de Kandinsky, junto a pinturas de August Macke, Paul Klee o Sonia y Robert Delaunay se han reunido en torno al espacio dedicado a los viajes que emprendieron algunos artistas a comienzos del siglo XX en busca de un nuevo lenguaje basado en la luz y el color. La exposición finaliza con la proyección de Tabu. Una historia de los Mares del Sur (1931), de Murnau, cuyo rodaje coincidió con el viaje que hizo Matisse a la Polinesia francesa.