Donostia. Es conocida de sobra la odisea vivida por Pablo Berger (Bilbao, 1963) antes de lograr un final feliz para su segunda película. Tras debutar en el largometraje con Torremolinos 73 (2003), se lanzó a escribir Blancanieves, un guión que comenzaba así: "Esta es una película muda en blanco y negro y con música de principio a fin". El proyecto traslada la célebre narración de los hermanos Grimm a la Sevilla de los años 20, habitada por toreros, tonadilleras flamencas, madrastras adictas a la fama y enanitos que lidian con vaquillas. El libreto fue rechazado reiteradamente por distintas productoras en lo que el director definió ayer como un "maratón, una carrera de obstáculos".
Cuando ocho años después consiguió financiación y se encontraba a solo una semana del inicio del rodaje, la noticia del éxito de The Artist (2011) en Cannes cayó sobre su cabeza como "un jarro de agua fría". A su juicio, "el cine es riesgo": él valora mucho la sorpresa y ese factor "desaparecía" con el precedente de otra película muda, con intertítulos y en blanco y negro, que se estrenaría antes que la suya.
'Blancanieves' vs. 'the artist' Sin embargo, con la película terminada y preseleccionada para representar a España en los Oscar, Berger opina que el éxito de The Artist favorecerá a Blancanieves y animará a los distribuidores internacionales a comprarla, algo que ya ocurre tras su paso por el Festival de Toronto. Son, en cualquier caso, obras distintas: "Tienen en común su gran presupuesto y que son un tributo al cine, pero si The Artist homenajeaba al cine mudo americano con nostalgia, la nuestra mira al cine mudo europeo con un punto más transgresor".
Y pone nombres y apellidos a sus influencias: Murnau, Abel Gance, Dreyer... "Estos grandes directores inventaron el lenguaje cinematográfico moderno, todo estaba ahí en los años 20: la cámara en mano, el montaje trepidante, las grúas... Nuestra película no inventa nada, solo mira al pasado para hacer algo nuevo", dijo el realizador, acompañado de su madrastra, Maribel Verdú, y de Blancanieves, Macarena García, además de otros miembros del reparto como Daniel Giménez Cacho, Ángela Molina e Inma Cuesta. De todos modos, el hecho de que esta Blancanieves castiza sea muda y esté rodada en blanco y negro no es más que "una anécdota formal", pues "lo importante" es el trabajo de los actores y "la emoción, la historia". "Quizá exija una mayor atención, pero si el espectador entra en este viaje, el placer es mucho mayor que el que proporciona una película sonora convencional", subrayó.
El cineasta, que ha sorprendido gratamente en Donostia, aspira a ser un "hipnotizador" que sueña con que los espectadores "se emocionen, lloren, rían y sientan terror" con una historia que "es un cuento y no lo es". Él lo define como un "cuento de cuentos" porque también hay referencias a Caperucita, Pulgarcito, Dickens o la novela gótica. Todo con la intención de darle también realidad y verosimilitud al relato.
el final y el reparto El desenlace "secreto" se presta a distintas interpretaciones porque Berger confiesa ser un amante de los años 20 y de otro periodo de la Historia del cine: los 70. "Por eso me gustan las películas con finales abiertos. Yo tengo el mío, pero cada uno debe formar el suyo. Me encantan las películas que acaban donde empiezan otras". El filme llega a las pantallas el mismo año que las blancanieves de Rupert Sanders y Tarsem Singh, algo que ya no le preocupa porque "el viento siempre ha estado a favor" de su película. Como en aquel anuncio de detergente, el espectador debe "buscar, comparar y comprar" la mejor de las tres. Él, ante todo, se muestra orgulloso por un fabuloso reparto en el que brillan las protagonistas femeninas: Verdú, García y Cuesta. "No hubo finalistas en el casting, fueron siempre nuestra primera opción. No tienen ojos, tienen faros. Es algo maravilloso porque con las palabras se miente pero con los ojos no", aseveró.
Especialmente en un título mudo que necesita toda la expresividad de sus actores para suplir la ausencia de la palabra hablada que tanto ha echado de menos, por ejemplo, Ángela Molina. Macarena García, que hace su primer papel en un largometraje, se declaró "feliz" con un proyecto "tan especial, bonito y arriesgado", mientras que Maribel Verdú aseguró: "Ha tenido que venir uno de Bilbao para hacer la mejor Blancanieves del año".