Vitoria. Tras infinitas horas de ensayo, la magia encuentra sólo en escena su esencia. El trabajo se transforma en ilusión. Pero hay otra magia, la del que coordina festivales del ramo como el de Gasteiz, que este año, con 60.000 euros menos, ha hecho auténticos alardes para concretar Magialdia. Un Magialdia con menos escaparates mágicos -serán siete-, sin pantalla gigante en Virgen Blanca ni tres escenarios, sin cena espectáculo ni premio Magialdia, pero que conserva sin embargo sus claves principales y añade incluso unos talleres para txikis de 7 a 12 años.
Quizás "la procedencia no es tan exótica como otros años, no hay magos de Corea o de Japón", explica José Ángel Suárez, director de Magialdia, pero sin embargo en la gran gala -con doble pase- del sábado podrá verse el trabajo de "uno de los grandes innovadores en el mundo de la magia" o "el segundo premio del último congreso mundial". Se trata de Levitation, de CIE 14:20, "algo así como ver danza contemporánea a cámara lenta", y del trabajo de teatro negro y magia de Les chapeaux blancs. Porque el hecho de que un ilusionista se desplace desde Asia no implica una mayor calidad. Una forma de ahorrar, de exprimir el presupuesto de 110.000 euros, ha sido acotar esos desplazamientos sin que esto signifique bajar la calidad, ya que "los currículum son inmensos".
Como lo es la trayectoria de un festival que del 17 al 23 de septiembre propone siete días -aunque, mágicamente, hace pocos días, le cortamos uno, disculpen- de programación incesante. Treinta artistas de nueve países en 69 espectáculos que tienen un claro propósito. "Apostamos por la magia más moderna y audaz, por números que no se han visto nunca en nuestro país", asegura Suárez, añadiendo que Magialdia "mantiene la calidad e incluso en algunos casos la aumenta".
Una vez más, el festival busca que "la magia salga a la calle y todos los ciudadanos la perciban", apunta Jon Oscoz. Los tres mil niños que disfrutarán de la magia para escolares; los viandantes que se encontrarán con trucos en el tranvía (lunes y martes) o en los escaparates (jueves); los pequeños grupos de espectadores que se sucederán en las rutas de ilusionismo del martes y el miércoles -Casa del Cordón, Bibat, Ortzai-... Una presencia que se refleja en "la implicación que día a día va teniendo en la ciudad", con locales hosteleros apostando por apoyar al festival con menús y espectáculos, como sucederá en Hor Dago!, Canciller Ayala, Puerta Grande o Marmitako.
Artium seguirá apostando también por el encuentro, acogiendo a diario -de lunes a viernes- unos talleres que vuelven a apostar por que " los niños no sólo vean magia" sino que puedan practicarla; proyectando el ciclo de cine dedicado al género, organizando la fiesta Inventa una carta, que "premiará la carta del niño que se considere más imaginativa"; y albergando en su plaza el Freak Museum, que como las rutas y los talleres será gratuito pero requerirá la recogida de invitaciones.
El palacio Europa volverá a reunir a cerca de trescientos magos en su congreso, viviendo a la par la gala de magia de cerca (viernes y domingo), mientras que la infantil será, una vez más, cosa de Dendaraba, el miércoles. El Principal será como siempre el centro de los centros el sábado, con las dos funciones de la gala internacional de magia de escena, cuyas entradas podrán reservarse desde las 18.30 horas del martes 18.
Muchas perspectivas para rendirse al poder del truco, que vuelve a acercarse poco a poco hasta su meca de Gasteiz. "La magia es un conflicto que se da entre el espectador y el mago", afirma Suárez. Una magia capaz de esquivar otro conflicto, el del recorte, y llegar hasta ese espectador que vuelve dispuesto a ser incrédulo, a jugar su propia carta -esencial- en Magialdia.