Vitoria. Ni saques de esquina, ni árbitros, ni estrategias, ni estado del césped, ni "fútbol es fútbol". Esta vez, Ernesto Valverde se ha puesto ante los medios pero no para hablar de la cosa balompédica. Pero sí de cierta alienación (que no alineación), la que sufre un jugador o un entrenador de fútbol obligado a estar en todas partes y en ninguna, en esa porción de tiempo y espacio que casi nunca elige, separado de la familia y de sus amigos. "Un mundo que no es hogar, no es casa, ni país, con espacios que son hoteles, aviones, autobuses, campos de fútbol, zonas turísticas y, en general, lugares solitarios o lugares en los que cualquier persona se sentiría sola". El alienado permanece dentro de sí, ensimismado por cierta desorientación social.

Quien no reconozca esta circunstancia, esta sensación, puede recurrir a varios referentes fílmicos recientes. La oscarizada Lost in translation, dirigida por Sofia Coppola, y Up in the air, dirigida por Jason Reitman. Los personajes interpretados por Bill Murray y George Clooney en uno y otro título reflejan bien las percepciones y el sentimiento que rodean a un entrenador de fútbol, empujado por las circunstancias a estar siempre en el no lugar, especie de intervalo indefinido en el que casi nadie se siente a gusto. Ernesto Valverde le ha sacado chispas a esta tesitura y con ella ha alimentado durante años su gran pasión, la fotografía. Por eso, hace unas semanas presentó un libro (Medio Tiempo) que resume en 66 imágenes poderosas la curiosa y paradójica circunstancia de estar dentro de sí.

Acompañado de Bernardo Atxaga, Valverde desgranó los porqués de un trabajo que llega veinte años después de su primera exposición fotográfica. "Me cuesta hablar de esto. No es como hablar de fútbol, donde más o menos tienes todo controlado. Aquí entras en cosas personales, y eso me cuesta más explicarlo", se excusaba el que hasta hace poco ha sido entrenador del Olympiacos griego.

Atxaga ejerció de padrino de Txingurri en una presentación que discurrió entre anécdotas y risas. "Al igual que el poeta Li-Po, por su vida nómada, escribió poemas breves, -llamados haikus-, el gasteiztarra ha precisado de la fotografía para captar esos instantes breves donde la inestabilidad y la soledad se hacen patentes. La fotografía se adapta perfectamente a la vida dinámica, itinerante y ajetreada que le ha acompañado durante muchos años", señalaba el escritor, incitando a Valverde a explicar cuándo brotó su pasión por esta disciplina artística.

El exfutbolista y entrenador abundó en la anécdota: "con el primer sueldo que gané en el Alavés me compré una cámara. Le di cuarenta o cincuenta mil pesetas a un amigo que estaba haciendo la mili en Canarias y un año después me trajo mi primera cámara; analógica, por supuesto".

Empezó en la capital alavesa y se adiestró en Barcelona, donde completó sus estudios en el Institut d'Estudis Fotografics de Catalunya (IEFC). "Tras retirarme como jugador tenía pensado dedicarme a la fotografía, pero el fútbol te atrapa y al final me hice entrenador", confesaba Valverde. Otro entrenador, Javier Clemente, fue uno de los primeros en ver las primigenias fotografías y a Valverde no se le olvidan sus palabras: "dedícate al fútbol". Y le hizo caso.

En Medio Tiempo, Valverde apuesta por el blanco y negro ("porque me siento cómodo") y por una marcada melancolía que impregna muchas de las imágenes. "Igual que en los hoteles el entrenador busca una habitación propia para descansar y abstraerse, puede que la fotografía sea la habitación propia de Ernesto", intuía Atxaga, a lo que el autor respondió diciendo que "puede que el fútbol también tenga su parte melancólica, sobre todo esa sensación de que siempre estás de paso, y eso sí creo que se refleja en muchas de las fotos del libro".

Además de excelentes retratos (llenos de ternura e ironía), el libro recoge paisajes de viaje, instantáneas sociales (especialmente de Grecia) y momentos futbolísticos concretos (la mayoría de ellos cargados de cierta tensión). Valverde desvela así su lado más sensible y gris, el de un fotógrafo que hurga en la realidad y en los sueños.