Bilbao. Sus cerebros -y cuerpos- hace un cuarto de siglo que están destruidos, pero Eskorbuto y sus canciones, de Eskizofrenia a Tamara o Anti-todo, siguen vivas en una legión de jóvenes punkies que no habían nacido cuando el trío vizcaino se convirtió en el combo más demencial, peligroso, libre y acelerado de los 80. Uno de sus fans, Roberto Ortega, ha publicado Rock y violencia, una profusa antología, dividida en dos volúmenes, del grupo "más independiente" del punk vasco. "Sus canciones reflejan la realidad actual", según el autor.

Al constante goteo de reediciones de la discografía de Eskorbuto, impulsada por el batería Paco Galán, el único de sus miembros superviviente, se suma ahora esta aventura escrita, que narra la trayectoria de la banda. "Recoge los inicios del rock en Bilbao, la detención de sus miembros en Madrid, el movimiento del rock radical vasco, la martxa eta borroka, cómo se gestaron sus discos, declaraciones, anécdotas, proyectos inacabados, conciertos y un sinfín de cosas más acompañado por más de 300 fotografías", explica su autor a este periódico.

Narración cronológica Los dos libros, disponibles a 20 euros en la dirección electrónica librorockyviolenciaeskorbuto@gmail.com, ofrecen una narración cronológica de la historia del grupo en más de 600 páginas y son fruto del denodado trabajo -"me ha llevado más de año y medio y una amplia labor de documentación de más de 5.000 textos de revistas y periódicos"- de Roberto Ortega, aficionado al punk y los fanzines. "Siempre ha sido mi grupo preferido. Su mayor virtud fue el ser independientes como grupo y el seguir en la brecha a pesar de las muchas zancadillas", explica Ortega, que destaca "sus méritos de sobra para pasar a la historia" y que "sus proclamas tienen la misma vigencia hoy en día, muchos años después".

A juicio de Ortega, que opina que "cada uno de los tres aportaba lo suyo", Eskorbuto fue "un trío completo" y aunque considera que Iosu y Jualma "eran insustituibles" tras su fallecimiento, no niega validez a los discos editados posteriormente por el batería.

"Si uno vive todavía, es libre de hacer lo que quiera. Los únicos que podrían echarle algo en cara están muertos. Tampoco tengo dudas de que si en vez de Paco fuese otro el que estuviese vivo habría seguido el grupo. Forma parte del propio canibalismo de la banda, que nunca respetó las ausencias. De hecho, el único que tras su entrada estuvo en todos los conciertos fue Paco", asegura Ortega, que defiende Los demenciales chicos acelerados como "mi disco preferido" del trío.

Para él, Eskorbuto siguen siendo una banda única. "Nadie se puede acercar a ellos. Hay muchos grupos que cantan letras parecidas pero ya no es lo mismo, y no digo que no tengan calidad, simplemente no es nada nuevo", reflexiona el autor del libro. "Sus letras están al día, pero porque la cosa no ha cambiado mucho. Es preocupante que canciones hechas hace 25 años puedan reflejar la misma situación en el país. Parece que porque haya habido unos años buenos todo es así, pero lo normal en este país es esto: paro, corrupción...", concluye.