Vitoria. Esta vez, la trompeta pide paso. Y lo hace, al igual que en las dos últimas jornadas, para llevar hasta el escenario del Principal a otro de esos jóvenes valores de la escena internacional que este año están copando de manera única la programación del Jazz del Siglo XXI (dejando, claro está, Konexioa a un lado puesto que considerar a Gorka Benítez como promesa sería un chiste mal contado). En formato de quinteto acude a la llamada un Dominick Farinacci desconocido para muchos aficionados a este lado del Atlántico pero que cuenta ya con una trayectoria interesante.
Tiene buenos padrinos y nombres conocidos que o lo resaltan o han contado con él para diferentes colaboraciones. Sus 29 años cumplidos en marzo le han dado para ir ganándose más de un premio, sacar varios discos (aunque hasta hace un tiempo haya sido más fácil encontrarlos en Japón que en Estados Unidos) y colaborar con veteranos como Ron Carter o figuras del momento como Wynton Marsalis.
De todas formas, Farinacci está, como quien dice, al principio del camino y aunque es fácil perderse en comparaciones mediáticas (otro que tiene que sufrir que cuando se habla de él salga a relucir Miles Davis), el músico parece estar encontrando una senda propia y prometedora, máxime a raíz de la publicación el año pasado de su última referencia discográfica, Dawn of goodbye.
Kris Bowers (piano), Yasushi Nakamura (contrabajo), Lawrence Leathers (batería) y Keita Ogawa (percusión) acompañarán a Farinacci en esta primera vez en el Festival de Jazz de Gasteiz, otro estreno que habrá que seguir de cerca, sobre todo con la mirada puesta en el futuro de este músico.