Pamplona. Solo 48 horas después de que regresara de Bolivia, tras superar la quiebra de una compañía aérea que le enclaustró en América unos cuantos días más de lo previsto, Miguel Sánchez-Ostiz se plantó hace unos días en la librería Elkar de Pamplona, más pincho que un ocho, para presentar su última aventura literaria, Idas y venidas. El dietario abarca los años 2009 y 2010 y continúa con la saga que viene publicando desde 1986 a través de la editorial Pamiela.

"No es lo mismo presentar un dietario que una novela, de cuyo argumento puedes hablar, o algunos pueden hablar, no en mi caso, porque me embarullo. Un dietario que, en mi caso también, es el día a día de un escritor. Se trata de un libro en el que se miente lo menos posible... Aunque, como leí ayer tarde, no hay viajero que no mienta, porque además es su privilegio; y este es el libro de un modesto viajero, de ahí el título, Idas y venidas". Así, cargado de socarronería bebida de enjundia, el escritor pamplonés, que vive una de sus etapas más prolíficas literariamente hablando, introdujo su nuevo dietario. Un pequeño recorrido por su vida que, a su vez, se convierte en necesario manual de historia cercana, recopilación de citas bibliográficas casi imprescindibles y ameno ensayo de reflexiones filosóficas, vitales y personales.

"El libro empieza en la ciudad de Dublín, donde pasé unas semanas de vacaciones, no de viajero... Y es que también leí ayer, en El Cosmopolita, de Fougeret de Monbron, que no solo el privilegio del viajero es mentir, sino que los escritores de viajes, a fuerza de escribir cosas maravillosas, se creen personas maravillosas en lugar de personas normales y corrientes. Yo creo que éste es el libro de una persona común, que ve las cosas que le tocan vivir de una forma bastante directa, sin pensar que está en ningún momento por encima de ellas, simplemente a su altura. De ahí que en el libro haya respuestas a acontecimientos o hechos políticos y sociales que todos hemos podido vivir en el año 2009 o 2010... Y no me pregunten qué hechos porque no me acuerdo de ninguno; y ésta es otra enseñanza que debiéramos tener los que escribimos de acontecimientos políticos: que aquello que nos ha calentado la sangre hace un año y medio, con el tiempo se enfría mucho".

Paisajes para las palabras El recorrido vital de Idas y venidas cuenta, además de todo lo ya apuntado, con una exquisita colección de paisajes que ejercen como marco de las andanzas de su protagonista. "Algunos son muy importantes para mí, como el valle de Baztan o las calles de Pamplona; sobre todo la ciudad vieja, la que fue ciudad de mi infancia y adolescencia. También hay algunas cosas de Madrid, no muchas, y lo demás son asuntos vividos y leídos. Hay bastantes libros y pensamientos profundos, en forma de aforismos (risas). Creo que con estos pensamientos el lector se va a entretener mucho, para eso están, ya que con un dietario no debes intentar mortificar a los lectores, solo animarles la vida un rato". En el caso del Baztan, el escritor apuntó que se trata del "escenario que he escogido para ir tirando, más que para ir viviendo. Además de porque me gusta mucho andar por el bosque, me gusta el mundo del aire libre, me gusta la naturaleza... Aunque esto último no sé muy bien qué significa".

Aunque el espacio temporal está acotado entre 2009 y 2010, Sánchez-Ostiz quiso matizar que "no son los dos años enteros porque se ha quedado fuera un viaje entero a Bolivia, ya que con esas notas el dietario se habría convertido en un tomazo. Y es que, como también dice Fougeret de Monbron, un escritor viajero que pretenda contarlo todo es un coñazo. Es mejor transmitir a los demás aquello que Boris Vian llamaba la espuma de los días, es decir, no hay que presentar toda la cazuela sino solo la espumilla que sobresale, con eso basta y, sobre todo, sobra en unos tiempos como estos en los que leemos tan poco".

Humor vagabundo sin fecha Para el autor de Zarabanda y Cornejas de Bucarest, "en el libro, lo que hay es humor vagabundo. Y vuelvo de nuevo a Fougeret de Monbron. Él decía que viajaba lanzando una pluma al aire, y que partía hacia la dirección en la que el viento se llevaba la pluma. Yo creo que algo de esto también hay en el libro. Mi vida no se ajusta mucho a un proyecto ignaciano, sino más bien al citado humor vagabundo que va para un lado o para otro... Por no decir que admito que soy un poco veleta... Aunque chirríe".

Formalmente, el dietario -"escrito al ritmo de los días- se presenta como un recorrido cronológico pero sin apuntar días ni meses. "No hace falta. Además, que no figure que algo sucedió el miércoles 3 de abril, aligera un poco la visión de la página... Pero, para mí, el misterio radica en qué es lo que entra y lo que no entra en un dietario. Hay que admitir que son libros hechos con arbitrariedad y con capricho... Por qué de un día solo te quedan dos líneas y de otros salen dos páginas. Por qué en ese día te ha sucedido algo importante pero que no consideras oportuno transmitir a los demás, ya que es un asunto privado... De todas maneras, hay poco de privado en este libro, quizá porque con el tiempo aprendes a no sacudirle al prójimo el ongi etorri, el felpudo, en las narices, ya que es una grosería; de la misma forma que es una cochinada sacudirlo por la ventana. En este libro, el ongi etorri está en la primera página, dedicado al lector, pero limpio, sin mugre", sentencia.

Quizá consciente del paso del tiempo, cada vez más, Sánchez-Ostiz regresó a su primeros dietarios, editados hace 26 años, para apuntar que "hay un cambio sustancial... de mirada. Las cosas cambian menos de lo que cambias tú. Y de un libro a otro se da también un cambio de climatología personal, de humor. No hay que fiarse mucho de las personas ciclotímicas, ya que no es que cambien de opinión, cambian de mirada; y lo mismo que un día lo ven todo negro, al día siguiente parecen una jotilla andante. Y, por otra parte, cosas que hace 26 años yo no escribía, ahora son las que más me importan, las de la vida cotidiana". En resumen, una mirada a la vida, sincera, que continuará viajando en la próxima entrega de sus dietarios.