Donostia. Cuarenta años y un mes después de su, quizá, actuación más trascendental, en el Gaslight, un garito en el corazón del Greenwich Village, Bruce Sprinsgteen volverá a subirse a un escenario, y sucederá hoy mismos en Donostia. El chaval de 22 años de barba desaliñada que viajó en autobús desde Asbury Park, en la costa de New Jersey, hasta Manhattan, es hoy un tipo atlético de 62 años que se desplaza en avión privado. Y, sobre todo, en lugar de actuar para el mandamás de Columbia Records, John H- Hammond -el primero en cazar el talento de Bob Dylan y Billie Holiday-, lo hará ante más de 30.000 personas, rendidas de antemano, en el estadio de Anoeta. Sus fieles dirán que, en realidad, nada de lo esencial ha cambiado: sigue cantando como si cada noche fuera la última.

Para comprender las razones de su longevidad, no de su condición física, sino de la sempiterna admiración que despierta en miles de personas, buceamos en el libro Bruce Springsteen. De Greetings from Asbury Park a la tierra prometida, que recoge y analiza la carrera del músico de New Jersey, desde la publicación de su primer álbum en 1972, Greetings from Asbury Park, NJ, hasta su último trabajo, el reciente Wrecking Ball.

Magela Ronda, fan, autora y editora de la guía publicada por Grijalbo, ha integrado una treintena de puntos de vista de seguidores, historiadores, escritores y periodistas -entre ellos el de la presentadora del Teleberri África Baeta, fan confesa del músico-. La red de contactos parte de dos fuentes esenciales, Salva Trepat, director de la web Point Black, y Joan Colet, cofundador del club Stone Pony, -"los que más saben de Bruce en España", según Ronda-, para conformar "una telaraña feliz y emocionante".

A través del libro, Ronda ha descubierto aspectos nuevos de Springsteen, como su faceta de "tipo bastante torturado, que ha recurrido a tratamiento psicológico porque tenía dudas, y no sabía hacia dónde iba. Pensaba que Bruce lo tenía todo claro y saber esto, lo ha humanizado, lo admiro todavía más". La obra es, en general, una muestra de adhesión inquebrantable. ¿Por qué tanta fidelidad? "Por su integridad, su entrega, su coherencia, su carisma, su energía y sus ganas de vivir, su pasión y vocación por hacer música y estar en un escenario; hace lo que le gusta y le divierte hacerlo", enumera Ronda. "Eso lo hemos perdido en la sociedad actual, ya no nos divertimos ni el trabajo ni en la vida, todo es responsabilidad y organización".

Es probable que, a los profanos, la lista de sustantivos no les baste para entender un fenómeno adictivo: los fans de Springsteen rivalizan en número de conciertos asistidos. Entre los colaboradores de la guía, Trepat le ha visto 134 veces, Dan French y Joe Kivac, más de 150, aunque este último cuenta con la ventaja de ser de New Jersey, y el periodista y dj griego Evi Eleftheriadou no se ha perdido una gira desde 1988.

"Es algo que sorprende mucho -admite Ronda-, pero no es el mismo concierto, cada vez es diferente. A Bruce se le lee a través de sus discos y de su música, pero sobre todo a través de los conciertos". Y, de vez en cuando, ocurre el "concierto perfecto", una noche en la que "está más ilusionado, feliz o inspirado, más conectado con la banda y el publico". "Hay una especie de magia en el ambiente, y cuando has estado en uno quieres más y tienes que ir a muchos", razona Ronda, que ya ha asistido a 17 conciertos de esta gira europea y planea viajar también a parte del tour por Estados Unidos. "Necesito verle en directo y que me transmita esa energía".

Donostia será su concierto número 18 de este año y asegura que "todo el mundo espera que haga algo grande". En sus actuaciones de Frankfurt y Colonia, el pasado fin de semana, el "núcleo duro" de seguidores esperaba con ansia el concierto que esta noche se producirá en Donostia. "Vienen muchísimos europeos. Bruce se enamoró de San Sebastián y se espera que ocurra algo especial, que toque algo distinto, se huele, se siente", asegura.

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¿Agotamiento?

¿Se le puede achacar algo a Springsteen? "Hay álbumes que no me dicen nada como Human touch o Lucky town, pero es verdad que existe hacia él un cariño que te hace intentar no decir nada malo. Es una cuestión de lealtad. O de adoración máxima", asume. Con esta premisa es fácil adivinar cuál será la respuesta a si el hecho de que esta vez no haya agotado entradas -salvo el primer día de Barcelona- constituye un síntoma de su propio agotamiento. "De eso, nada. Creo que es la crisis, las entradas cuestan mucha pasta", arguye la editora. Los pases más baratos para acceder hoy al estadio de Anoeta (21.00 horas) ascienden a 65 euros, más de 73 con los denominados "gastos de distribución".

A estas alturas del reportaje, muchos lectores se preguntarán precisamente, cómo se las arreglan los entusiastas de Springsteen para financiarse las expediciones. En el caso de Ronda, ha aprovechado los dos años que el músico estadounidense no ha salido de gira para "ahorrar". En 2012 no se irá de vacaciones porque sus días de asueto los está dedicando a seguir sus pasos. El año pasado sí viajó a Estados Unidos... a ver la casa del cantante. "Para estar en una playa mediterránea o caribeña, prefiero estar de gira. Mi hija lo lleva peor: no le gusta porque dice que es música para viejos; es más de Justin Bieber y David Ghetta".

Aunque las novísimas generaciones no recojan el testigo y ya no destroce todos los taquillajes a su paso, no parece que Springsteen deba preocuparse por el ocaso de su carrera. Ronda vaticina que "nunca dirá que se retira". "Él ha anunciado que irá desapareciendo hasta que un día, simplemente, no esté. Pero -se repone- tenemos Bruce para mucho. No creo que pueda dejar de hacer lo que le gusta. Otra cosa es el formato, las tres horas actuales dentro de unos años serán imposibles. Pero encontrará otra manera, él solo, en acústico o con una pequeña banda, al estilo del Devils&Dust. Pero seguirá siendo Bruce Springsteen".