Vitoria. Hay que echar la vista atrás algo más de 200 años para situarse en el momento en el que de las manos de Félix María Samaniego fueron naciendo las casi 160 fábulas por las que el autor de Laguardia pasó a la historia, sin olvidar su vertiente poética. Historias como Congreso de ratones, La cigarra y la hormiga, El perro y el cocodrilo y La zorra y las uvas han traspasado las fronteras temporales y geográficas, aunque esta vez no es la letra la que las escenifica, sino la imagen. Así, de forma visual, se construye la nueva exposición que hasta el próximo 15 de julio presenta la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, La naturaleza humana.

La Escuela de Artes y Oficios por partida doble, la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Vitoria, y el Fondo Ephialte a través de la biblioteca universitaria de la UPV han decidido aportar su grano de arena a una muestra en la que la palabra escrita casi no tiene presencia, salvo para hacer referencias a Fábulas en verso castellano para el uso del Real Seminario Bascongado, libro en el que se recogen las historias.

Cuatro son las partes que se dan cita en este viaje al mundo de Samaniego, empezando por el pasado, por una selección de imágenes creadas en el siglo XIX para ilustrar algunas de esas fábulas, piezas que forman parte del fondo de Ephialte y con las que en 1995 ya se realizó una exposición que se pudo ver tanto en Laguardia como en Gasteiz.

El presente lo marcan los jóvenes en vías de profesionalización de la Escuela de Arte y los estudiantes de grabado en Artes y Oficios, que han aportado dos visiones diferentes, propias, con técnicas distintas, incluso saltando de las dos a las tres dimensiones, conformando el tronco fundamental de la exposición.

El futuro lo dibujan los componentes del taller de arte joven del centro ubicado en la plaza Conde de Peñaflorida, que suman a esta propuesta sus dibujos libres, el resultado de una imaginación que todavía está entre los 8 y los 15 años.

De esta manera se conforma un viaje a las fábulas de Samaniego que se traduce en, más o menos, un centenar de imágenes, una muestra que, como quisieron destacar ayer sus responsables (los profesores Lauren Aliende y Lourdes Vicente) ha sido posible gracias al trabajo en común, a la capacidad de aportar de diferentes personas y organismos. Todo para entrar de lleno en un mundo repleto de crítica, acidez y enseñanzas.