Madrid. El vestido negro, las inspiraciones barrocas y el estilo andrógino son las claves del estilo Chanel, "una moda con un léxico singular presente en la actual moda plural", explica Jérôme Gautier en su libro Chanel, las claves de un estilo.
Gabrielle Chanel, diseñadora muy adelantada a su tiempo, creó un look que transcendió su época. "Una chaqueta de tweed, un bolso acolchado y un vestidito negro son los signos de la marca Chanel, no importa si son auténticos o no", cuenta Gautier, periodista francés. Coco Chanel creó su propia moda. Guiada por el deseo de comodidad, lanzó un estilo atrevido, moderno e informal con el que eclipsó a los recargados vestidos de fiesta. "Trajes que presentaban a la mujer como una muñeca engalanada, asfixiada por los perifollos y entumecida por los desagradables corsés. La señoras eran víctimas de la más penosa de las modas", dice Gautier, experto además en fotografía e historia de la moda, en su libro, estructurado en once capítulos e ilustrado con 209 imágenes firmadas por los más prestigiosos fotógrafos de moda.
En 1913, Mademoiselle abrió su primera tienda en Deauville, donde presentó prendas deportivas de algodón ligero. "Les he dado auténticos brazos, auténticas piernas, movimientos sinceros y la capacidad de reír y de comer sin sentirse mal por ello", decía Coco Chanel. En Biarriz, ante una adinerada sociedad, Chanel presentó su primera colección de alta costura bañada con un halo de libertad. "Recorto, aligero y suprimo todo lo que molesta al cuerpo y lo que frena el gesto", contaba la diseñadora. Su primer éxito fue un vestido de punto sin cuello. Después, llegaron la blusa y el traje marinero. A partir de ese momento, ya nadie ignoraba a Mademoiselle Chanel.
Orgullosa de sus éxitos, Chanel se empeña en depurar aún más las prendas y en 1926 sale a la calle el modelo número 817, se trata del famoso vestido negro. Bajo un aspecto insignificante, ese modelo, sin embargo, resultó muy atrevido porque exhibía más de la cuenta las piernas de la mujer y además era de color negro, tono, que representaba el poder y estaba reservado para la monarquía. "Antes que yo, nadie se habría atrevido a vestirse de negro. Prefiero el negro riguroso con el que se visten las monjas de Aubazine al abigarramiento en tonos pastel", decía Chanel, que se crió en un orfanato tras la muerte de su madre. De ese universo monástico es de donde Coco Chanel toma la idea de su belleza espartana. "No hay nada que envejezca más a una mujer que lo que la hace rica", afirmaba la diseñadora, que convierte el negro en su seña de identidad.
Muchas son sus clientas y muchas son también las que, fuera de los círculos de la riqueza, reclaman la moda de Chanel. Y ella, en lugar de enzarzarse en una cruzada contra los que la copian, se alegra de ello. "Es cierto que a menudo copian mis diseños, pero no me preocupa, al contrario, es una gran fuente de publicidad para mí", decía.
A partir de los años 30, y tras un viaje a Venecia, Chanel exhibe su gusto por el lujo, lujo que refleja en los nuevos vestidos de noche, algunos en lamé simulan lingotes de oro. Se inspira en la iconografía persa y bizantina para crear flamantes trajes de chaqueta de día y soberbios trajes de noche que no pasan desapercibidos. Además de contar con talento para crear un nuevo vestuario para la mujer, Coco Chanel se convirtió en la mejor embajadora de sus colecciones. Era la modelo perfecta: "Muy delgada, con el cabello a lo garçonne y sin pecho ni cintura, cambia las reglas de la seducción y pone de moda la androginia, tendencia que fascina a hombres y mujeres", revela Gautier. Así, la joven encarna la antimoda y llama la atención con esa gracia de niña salvaje. "Las mujeres están siempre demasiado vestidas y nunca bastante elegantes", afirmaba Chanel.