Hace ya unos cuantos años, con motivo de la presentación de la traducción de su libro de relatos Etorkizuna -premio Euskadi-, convertido en Porvenir, Iban Zaldua nos matizaba semánticamente una de sus influencias narrativas. Porque no es lo mismo fantasía que literatura fantástica, "que es ese sitio donde se cruza con la vida cotidiana".
Por eso tampoco resulta nada extraño que su nuevo acercamiento al mundo del cómic, un arte que también considera parte de la literatura, llegue teñido de ese adjetivo, de ese sazonado fantástico en el sentido más real de la palabra. Dos alimentan el título de la obra, Azken garaipena (Xabiroi, Ikastolen Elkartea), que firma junto al dibujante Julen Ribas, viajando a través de palabra e imagen por ciencia-ficción de esa que se tiñe de futuro. Pero futuro con tonalidades de pasado y brillos de mundo paralelo, uno en el que la Segunda Guerra Mundial "la hubieran ganado los nazis y no los aliados".
Zaldua no es ni mucho menos el primero, como reconoce él mismo, en tocar esta variable de la victoria nacionalsocialista "en el género de las ucronías, de los mundos paralelos", ése que uno de sus autores preferidos, Philip K. Dick, acuñó en su referencial El hombre en el castillo. En la Germania -ya no es Alemania, claro- del año 2052 que proponen Zaldua&Ribas, una teniente de la policía se encuentra de repente inmersa en una inquietante investigación policial, con una serie de crímenes que se van encadenando y en los que el punto en común, el hilo -nunca mejor dicho- conductor es que todas las víctimas tienen... ombligo. No resultaría nada misterioso si las autoridades herederas de la victoria nazi "no llevaran años impulsando los nacimientos in vitro".
Hace unos años que, junto a Julen Ribas, Zaldua fue reclutado por la revista Xabiroi, una ramificación entre las diversas publicaciones impulsadas por Ikastolen Elkartea. La llamada para formar parte de sus filas -concretada en una pequeña entrega para la revista- llegó por la vocación de Ikastolen Elkartea de buscar nuevas y atractivas miradas creativas que vuelquen su trabajo en el mundo del noveno arte. "Y visto que aquello funcionó bien se nos planteó hacer un volumen largo", recuerda Zaldua, ya que, al margen de su publicación periódica (trimestral), Xabiroi lanza también algún álbum anual.
El resultado es Azken garaipena, una obra de 48 páginas en la que se entremezclan tiempos y formatos (color/blanco y negro), ya que la afición de la propia detective protagonista a las viñetas hace saltar al lector desde la narración en tiempo real del álbum hasta el que ella misma está leyendo, un retrato histórico con otra perspectiva muy diferente del conflicto bélico. Desde el lado de los nuevos vencedores. "El cómic tiene un homenaje al propio mundo del cómic, algo de metalenguaje, porque la protagonista es aficionada a leerlos", explica Zaldua.
También el propio escritor donostiarra -desde hace años vitoriano de adopción- es voraz devorador de bocadillos. Los cómics, incluso, se entremezclan con los libros, sin ocupar una categoría aparte o menor, entre las baldas de sus librerías. "Soy lector de cómics desde siempre, pero ser lector no te convierte automáticamente en guionista", asegura.
Por eso ha tenido que experimentar algunos cambios en sus rutinas de creación, transformado su tendencia de escritor convencional -el que trabaja solo- por un proceso de documentación y corrección constante y mutua desarrollado junto a su compañero de firma -contacto constante-, un proceso "muy enriquecedor" que, aunque ahora Zaldua se encuentra embarcado en otros proyectos, probablemente continuará proyectando más adelante. "Tengo alguna idea más, aunque la tengo que desarrollar", explica.
cómic y música No es la única experiencia fuera de los segmentos tradicionales de la literatura en la que Zaldua se ha movido en los últimos tiempos, tras presentar recientemente Biodiskografiak, una fusión de relatos y pop británico. Pero, como en el caso del cómic, "no siento que esté transgrediendo, ni que haya mucha novedad ni mucha hibridación. El cómic tiene sus buenos cien años de historia, o más, y es parte del mundo literario; y ya había hecho antes lecturas musicadas, en mis narraciones se citaban discos, había presencia de la música e incluso algunas estaban directamente basadas en ella".
Así que Azken garaipena, su nueva entrega en tándem con Ribas -"que tiene un tipo de dibujo muy realista, en la línea franco-belga que me gusta"- es sólo un nuevo paso narrativo en su camino de historias, ése que ahora está ocupando la elaboración de su siguiente libro de cuentos y la preparación de su antología de relatos en castellano. Mientras tanto, esta ucronía "con toques de thriller político" visita desde hace unas semanas las librerías. Definitivamente, Iban Zaldua no pierde el tiempo. Y no tiene tiempo para mirarse el ombligo. Porque no quiere, quizás, que la teniente Sigrid Frisch acabe obligada a seguirle la pista.