HAY películas tan malas que pueden llegar a ser muy divertidas. Eso es lo que quiere demostrar un libro de reciente publicación titulado Malas pero divertidas, en el que sus tres autores, los cortometrajistas Naxo Fiol, Aratz Juanes y Víctor Olid, recopilan cien filmes "chungos e inconfesables".
Con un estilo antiacadémico e irreverente pero no por ello descuidado, esta colección presenta una serie de largometrajes que espantarían a los críticos cinematográficos más eruditos, pero que los responsables del libro reivindican por el entretenimiento que les reportan. Así, se analizan desde filmes de Hollywood más o menos conocidos como Invasión USA (1985), de Chuck Norris, pasando por producciones de serie B como la saga Deathstalker (1983), de Roger Corman, o la versión italiana de Tiburón 3 (1981), hasta llegar al cine peruano de bajo presupuesto.
Olid matiza que "para elegir las cien películas, se ha seguido un criterio muy subjetivo, y no se ha intentado abarcarlo todo, ya que faltan clásicos como Birdemic o Troll 2".
El cortometrajista no oculta su desdén hacia una tendencia actual en Hollywood, orientada a homenajear al cine de bajo presupuesto, a través de películas como Serpientes en el avión o Death Proof, con Quentin Tarantino o Robert Rodríguez. A Olid le resulta "fatal" esta corriente, formada por "filmes premeditados y falsos", que "tratan de hacer dinero y prostituyen los valores de un cine que es honesto, malo por sí mismo y que hace reír involuntariamente".
Películas 'trash'
El recurso del cine español
La aparición de este libro, único en nuestro país, viene a constatar el éxito del culto por las películas llamadas trash o basura, una práctica que goza de buena salud en España. Así lo prueban programas televisivos como Cine Basura de Canal Plus Xtra y eventos de fans como la Monstrua de Cine Chungo de Getafe o la Cutre Con 2011, que tendrá lugar el 10 de diciembre.