Vitoria. Los premios forales se niegan a la deserción. Aunque la diputada de Cultura, Icíar Lamarain, aseguró ayer que los tres pilares literarios alaveses "lógicamente decrecerán" en su ámbito pecuniario en la próxima convocatoria, las seis categorías -cuento, ensayo y poesía- han encontrado este año ganadores, con Dolores Marín y Xabier Etxaniz como vencedores en el más prestigioso de los tres, el dedicado a relato y bautizado con el maestro alavés Ignacio Aldecoa.

6.000 euros -quizás por última vez- se llevará, de este modo, la escritora murciana Dolores Marín por El Síndrome de Stendhal, "un cuento sobre el deslumbramiento cegador que produce la belleza, la invasión que es, y el dolor sin remisión que acaba siendo la vida de quien no se siente parte de nada", explica el jurado, formado por Jorge González, Karmelo Caballero, Felipe Juaristi e Iñaki Aldecoa sobre esta historia psiquiatra- paciente, cuyo lenguaje, "no por preciso", está "exento de lirismo".

Otros 6.000 euros van a parar al escritor de Trintxerpe Xabier Etxaniz, cuya última reseña es Txatartegirako ipuinak (Erein, 2010). No es de chatarra sino de podio Akelarreak, historia de una hija que descubre la relación extramatrimonial de su padre recién fallecido, "un acierto del escritor al contarnos la historia sin patetismos gratuitos".

Si el concurso de Aldecoa, en su cuadragésima edición, alcanza los 271 trabajos en castellano y los veinte en euskera, el apartado de ensayo, bautizado Becerro de Bengoa, suma en sus dos categorías únicamente cuatro. Tres de ellos compitieron en castellano, donde los 4.500 euros de premio van a parar a José Daniel Reboredo por Los tiempos inciertos de la democracia del siglo XXI, "que reconstruye con solvencia y rigor la singladura del concepto de democracia".

Se depaupera año a año la cita con el ensayo en euskera, en la que Jon Sudupe -una obra presentada- sólo ha tenido que competir consigo mismo. Y, al menos, ha logrado evitar el cartel de desierto con Sapere aude! Erlijiotik Etikara, que "abunda en la historia de la creación del yo autónomo moderno, esa instancia moral y libre que decide por sí misma, libre de cualquier tipo de tutelas religiosas e ideológicas". Otros 4.500 euros para él.

2.100 corresponden a la menos dotada de las vertientes, la que toma el poético nombre de Ernestina de Champourcin. Entre los 47 poemarios presentados en la sección de castellano, Manuel Luque se lleva la palma con Alas cortadas, que a modo de diario "recorre la vida de una mujer maltratada, despojada de su identidad como ser humano".

Filosofía y lírica es lo que entremezclan los versos de Aitor Irigoien, que con Islak fue considerado el mejor de los trece autores presentados a la categoría de euskera. "La obra plantea la necesidad de dar una respuesta a los apremiantes interrogantes que nos lanza la vida cotidiana", apunta el veredicto, al que en pocas semanas, con toda probabilidad, seguirá la correspondiente entrega de premios, aún por determinar. Si los recortes, claro, lo permiten.