París. La pequeña Giulia ya está en casa. Cinco días después de que diera a luz a su bebé, la primera dama de Francia, Carla Bruni, abandonó ayer la clínica La Muette, en el distrito XVI de París. La salida se produjo de forma inesperada y pilló desprevenida a la prensa. Bruni salió por su propio pie y con la pequeña Giulia en sus brazos, cubierta con una manta que impidió a los fotógrafos captar ninguna imagen del bebé. Eso y que un coche aguardaba a la primera dama, que tan solo tuvo que dar unos pasos para abandonar rápidamente el recinto hospitalario.
La primera dama de Francia insistía desde hacía semanas en que no quería que la hija común que ha tenido con Sarkozy fuera fotografiada y aseguraba que no iba a exponerla públicamente. También se ha sabido que incluso ha preparado una respuesta legal por si la prensa infringe el derecho al anonimato y a la intimidad de la pequeña.
El que no ha podido presenciar la salida de sus mujeres de la clínica ha sido el primer ministro francés Nicolas Sarkozy, que ayer participaba en la reunión del Consejo Europeo en Bruselas.
Por su parte, la canciller alemana Ángela Merkel obsequió a Sarkozy con un osito de peluche para su hija. Giulia es el segundo hijo de Carla Bruni, después de Aurélien, nacido en 2001 fruto de una relación con el filósofo Raphael Enthoven. Sarkozy tenía ya otros tres hijos de sus dos primeras esposas: Pierre (nacido en 1985), Jean (en 1986) y Louis (en 1997).