Vitoria. Dos días antes del inicio de la primera edición del Festival Internacional de Teatro de Vitoria, el franquismo fusiló a cinco personas acusadas de terrorismo, un asesinato que estuvo muy cerca de obligar a suspender la realización de un certamen que venía gestándose años atrás y que pretendía ser algo más que una muestra de espectáculos, que quería ser punto de encuentro para el teatro independiente a través de ponencias, debates y otras citas. Duró siete días, tuvo un presupuesto de 400.000 pesetas (2.400 euros) y las entradas para cada uno de los espectáculos costó 50 pesetas (30 céntimos de euro). Desde entonces, el certamen las ha pasado de todos los colores. No se celebró, por ejemplo, en el 78 ante los problemas de su organización, y por el camino se pueden contar unas cuantas penurias, también en lo económico. La actual no es la primera y no será la última crisis que viva una cita que, con todo, ha sabido levantarse de las zancadillas.

Hoy y mañana se levanta el telón de una trigésimo sexta edición que se alargará hasta finales de noviembre y que ha vuelto a recortar sus cuentas para dejarlas en 350.000 euros. Además, ha hecho un esfuerzo importante para contener el precio de entradas y abonos al objeto de conseguir que el bolsillo del personal no se resienta demasiado. Y parece que lo ha conseguido porque, según los datos facilitados ayer por la organización, el festival arranca con más de un 60% del aforo vendido tanto en el caso del Principal como de los escenarios de Hegoalde y Lakua. Es más, la compra de abonos ha sido muy superior a la del año pasado, salvo en el caso del ciclo dedicado al público familiar puesto que en este caso es del todo imposible crecer más.

Por cierto, como dato curioso cabe destacar que en este 2011 se cumplen 20 años de la primera vez que el certamen organizó como tal un programa específico para los más pequeños y lo hizo, además, estrenando las tablas del centro cívico Iparralde, que por aquella época fueron utilizadas de manera intensiva junto a la cancha deportiva del Europa ante el cierre del Principal, que estaba en plena reforma. Situaciones de crisis, no sólo monetaria, como aquella se han repetido en estas tres décadas y media. Y es que cabe recordar que aquel año sólo 3 representaciones tuvieron lugar en un teatro de verdad.

Desde Noruega Sólo ha habido un festival que no hizo honor a su nombre de internacional, el de 1977. Todos los demás han contado con compañías de fuera en sus carteles aunque en 1975 el grupo yugoslavo previsto se negó a actuar a causa de los mencionados fusilamientos. Pero, por lo demás, por Gasteiz han pasado formaciones de todas las partes del mundo, siendo inolvidables los Colombaioni, Lindsay Kemp, el Teatro Negro de Praga, Marcel Marceau, Johnny Melville, Plan K, Philippe Genty...

En esta ocasión, la apertura de la cita también llega desde lejos. Más en concreto desde Noruega, de la mano del Premio Nacional de Teatro Jo Stromgren, cuya compañía ofrece hoy y mañana a las 20.30 horas The Society (todavía hay entradas disponibles en taquilla para ambas jornadas).

Parodia y tragedia se dan la mano en un montaje sencillo y franco que ha cosechado grandes críticas en medio mundo y que ahora se estrena en Euskadi, una mirada crítica y surrealista a la actualidad de un planeta que necesita cada día más grandes dosis de humor.