¿quién piensa todavía que la ciudad se vacía en agosto? Los que así lo creen es porque no pasan muy a menudo por los alrededores del Conservatorio Jesús Guridi. Casi un centenar de jóvenes de diferentes nacionalidades, entre los que destacan japoneses, ingleses, belgas, franceses, portugueses... están estos días llenando Gasteiz que, tras las fiestas, parecía desierta. Estos jóvenes han llegado hasta aquí para aprender en el Curso Internacional de Música la técnica y la práctica del manejo de sus instrumentos.
Desde el primer año que viene celebrándose este evento, numerosos estudiantes y profesores de todos los rincones del mundo se acercan a Vitoria para disfrutar de su gran pasión. Los violines, violas, violonchelos, pianos, clarinetes, flautas y arpas llevan desde el jueves sin dejar de tocar; en estos días no tienen descanso entre clases y conciertos, y pasan poco tiempo en sus fundas y maletines.
Este evento cuenta con una doble misión, "además de ser un curso, es un festival" dice Iñigo Alonso, director del certamen. Por ello, "los alumnos y profesores no solo disponen de tiempo para las clases, sino que también ofrecen conciertos durante toda la semana".
CLASES MAGISTRALES Este año, la novedad está en la participación de dos nuevas profesoras. Una arpista italiana, Gabriella Dell'Olio, y una pianista acompañante murciana, María Ángel García. Esta última ha llegado al curso vitoriano de la mano de su jefe en la Bath Spa University. "Él había venido varios años y me convenció para hacerlo yo también". "Se trata de un curso muy dinámico, con mucho nivel y muchos estudiantes internacionales", cuenta María Ángel. Una de las alumnas a las que ella misma da clase es una chica japonesa, Yasuna, que toca el clarinete bajo.
Esta profesora reside en Inglaterra y cuenta que ella "no conocía mucho el norte y Vitoria me parece una ciudad bonita. Se parece mucho a las ciudades inglesas porque es muy verde y se ve a mucha gente andando en bici".
Dos jovencísimas estudiantes de arpa repiten experiencia. En este caso la novedad es la profesora, Gabriella De'Olio. La donostiarra Claudia Besne, de 14 años, y la murciana Cristina Vicente, de 15, llevan tocando el arpa desde los ocho años. Entre risas cuentan que "el curso está muy bien porque conocemos a otros profesores, mejoramos el inglés por la cantidad de alumnos de otros países que vienen y, además, conocemos otras técnicas de dar clase".
Cristina incluso se atreve a opinar sobre la ciudad y lo que le gusta hacer en ella, ya que es su tercer año en el curso. "Me encantan los helados que nos tomamos en la Virgen Blanca cuando terminamos las clases", asegura la joven en referencia a su vida durante el curso.
El flautista italiano Stefano Parrini, por su parte, lleva varios años impartiendo docencia en este evento internacional y su llegada a él se debe a que "conocía a Iñigo Alonso (director), ya que habíamos coincidido varias veces y me invitó". Asegura vivir el curso "como un estudiante" a pesar de ser uno de los maestros. "Se aprende mucho de ellos. Además, es importante que un profesor dé respuestas directas a las preguntas directas que efectúan los chavales", comenta durante una de sus clases. Este tutor, además de enseñar a los alumnos, participará en dos de los conciertos programados durante el festival, ya que forma parte del trío Albatros Ensemble y también lo hará en el de los profesores.
Tres de los alumnos, que disfrutan de las clases de este músico italiano, son nuevos en el curso, pero no en la ciudad. Entre ellos se encuentra Amaia, una vitoriana, que ejerce de anfitriona entre sus compañeros. Irene Ruiz, una chica de 20 años, asegura que ha venido a la ciudad para "estudiar, estar en clase, hacer turismo e ir de tiendas". "Ayer visité la Catedral y ahora ya tengo una guía así que veré más cosas". Junto a ellas un chico bastante más joven, de tan solo 15 años, Martín Sola, que acude a la cita porque "ya conocía a Stefano de otro curso que hice en Navarra". Tanto Irene Ruiz como Martín Sola son navarros, y los dos habían coincidido en otras clases con el flautista Parrino y eso les motivó para venir a Gasteiz.
El piano también tiene su hueco en este curso, y no sólo como instrumento acompañante, sino como principal. De ello se encarga el granadino Juan Carlos Rodríguez. Este músico es todo un veterano en el curso ya que lleva viniendo 3 años al Conservatorio Jesús Guridi a dar clases. "Es una experiencia buenísima. Los chicos vienen con muchas ganas de aprender, lo que hace que el curso sea muy enriquecedor", comenta el pianista. Uno de sus alumnos, Emilio, lleva viniendo a la ciudad desde hace tres años con Juan Carlos, ya que éste también es su profesor en el conservatorio de Granada. Para la guipuzcoana Amaia éste es su segundo curso en Vitoria y ella llegó "por una recomendación de mi profesora de piano".
En la cuarta edición del curso, Emilio, descubrió lo que es la "hospitalidad vitoriana", como la denomina el tutor. Salió tarde de las clases y no le daba tiempo a llegar a ver el concierto de la jornada, "cogí, junto a otros compañeros, el tranvía para llegar al centro y nos confundimos de linea, terminando a las afueras de la cuidad", cuenta. "Entonces un joven que no nos conocía de nada nos dijo que él nos llevaba en su coche al centro para que llegásemos a la audición por 8 euros". Gracias al ofrecimiento del chico "conseguimos llegar al concierto", termina de narrar Emilio. Experiencias como éstas hacen que los jóvenes músicos no sólo vengan a la ciudad para disfrutar del curso, sino que también descubren curiosidades de otras zonas.
El clarinetista belga Eddy Vanoosthuyse es uno de los maestros que más alumnos tiene en su clase. Para él esta cita "es fantástica. Hay muchos estudiantes internacionales y el nivel de todos es muy bueno". Y, en efecto, en su clase hay varios alumnos de diversas nacionalidades. Un total de cinco estudiantes, entre los que se encuentran una chica belga, Jelle Cortoos, y un joven portugués, Vladimir Pavchinsky, forman parte del aula de clarinete. Las otras tres participantes son dos valencianas y una bilbaína.
Para Vladimir, Vitoria es una ciudad que "esta bien" pero echa en falta algo y es que "no tiene playa y, además, hace mal tiempo", asegura. La vasca Leire Ruiz no se atreve a dar su visión porque ella "es muy de Bilbao". La valenciana Valeria Sepo afonta su segundo año en el curso internacional y, en esta ocasión se ha traído compañía. Lara Verela conoció este evento gracias a su compañera clarinetista Valeria, y este año ha decidido acompañarla. Las dos aseguran que, "nos ha gustado y sobre todo el ambiente de noche".
ÉXITO estructural La organización de un evento de estas dimensiones lleva su tiempo y no se descansa ni durante la celebración del curso. Hacer cuadrar las agendas de los músicos profesionales es un verdadero caos, ya que muchos de ellos las tienen completas. "Una vez que las clases están organizadas todo va bien. Lo complicado es el antes", confiesa Iñigo Alonso, director del curso. "El de este año acaba de empezar y ya estamos pensando en clases nuevas para el del año próximo".
Pese a que hay varios profesores que repiten, "prefieren cambiarlos cada cierto tiempo para que los alumnos no solo vengan porque les gusta el profesor sino porque están agusto con la organización", comenta el director.
Los estudiantes ofrecerán al público hasta tres conciertos en los que ellos son los completos protagonistas. Además, como no puede ser de otra forma, ninguna de las audiciones son iguales. "Ellos preparan los grupos, los temas y me pasan la propuesta", comenta Iñigo Alonso. "Yo procuro seleccionar las propuestas que menos cosas tienen en común".