Dirección: Martin Campbell. Intérpretes: Ryan Reynolds, Blake Lively, Peter Sarsgaard, Mark Strong, Jay O. Sanders, Temuera Morrison y Taika Waititi. Nacionalidad: EEUU. 2011. Duración: 114 minutos.
Pese a su discreta repercusión y al escaso predicamento que recibe con respecto a otros superhéroes de papel, Linterna Verde se encuentra entre los personajes más veteranos del cómic yanqui. Su primera aparición, bajo el sello DC Cómics, tuvo lugar en el mes de julio de 1940, justo cuando daba comienzo la Batalla de Inglaterra y un año antes de que EEUU decidiera entrar en guerra. Sin embargo, esta adaptación cinematográfica construye su ADN a partir del personaje creado en 1959, el que inauguraba la segunda etapa del héroe verde, el que da vida a Hal Jordan, un piloto de pruebas ahora convenientemente actualizado para su traslado/traspaso al celuloide de la era digital.
Esa aparente falta de unidad en el/los personaje(s) que han ido asumiendo el protagonismo de Linterna Verde, a diferencia de lo que acontece con Superman y Batman, ha jugado en su contra al convertir su referente nominal en un valor difuso. Pero, a diferencia de personajes más monocordes a los que en los sucesivos renacimientos se les barniza con rasgos más atormentados, Linterna Verde aporta un abanico de grietas, cambios y transformaciones que lo distinguen con una psicología más compleja, más poliédrica, más humana. Así, según en qué momento de su evolución paremos la cronología de Linterna Verde, los destellos que del personaje emanan adquieren tonalidades antagónicas.
Y es que el peso del anillo verde se antoja una carga incómoda, un víacrucis doloroso que Jordan no siempre asumió o al menos no de la misma forma. Sin pretender un conocimiento exhaustivo de Linterna Verde ni necesitarlo para ver la película, la cuestión principal ante el hacer de Martin Campbell residía en saber qué Linterna Verde iba a guiar sus pasos. Dado que su núcleo es Hal Jordan y que se trata de relatar su historia desde el comienzo, está claro que el modelo arranca del citado (re)nacimiento del personaje al final de los años 50.
Y está claro, con la segunda entrega ya en fase de producción, que en su configuración ha pesado tanto su verdadero origen de tinta y papel como todas las actuales adaptaciones fílmicas que de personajes como X Men, Iron Man, Thor, Spiderman y compañía se han ido haciendo en estos últimos años, con mayor o menor fortuna.
De hecho, si no tuviéramos las fuentes originarias, se diría que Linterna Verde ha sido generado a partir de un extraño cruce entre el hijo de Odín y el multimillonario hombre de hierro, en la versión de Robert Downey Jr. Lo que representa una alta traición a un clásico del cómic que, en todo caso, sería él quien debería exigir derechos de originalidad a los personajes de la Marvel a los que ahora tanto se les parece y/o recuerda. No ha ayudado mucho ni la dirección de Martin Campbell, director neozelandés autor de las entregas del Zorro de Antonio Banderas y del más estimable 007 Casino Royal, ni la presencia en el papel principal del insulso Ryan Reynolds. Un tono de incredulidad y una atmósfera granguiñolesca capaz de subrayados cinéfilos, por ejemplo convertir a Hector Hammond en réplica de El hombre elefante en clave perversa, dan a Linterna Verde un atractivo extraño y una naturaleza contrahecha. A causa de eso, Linterna Verde perderá su duelo en taquilla frente al Capitán América. Pero por eso mismo, por ese tono de criatura iconoclasta y outsider, se recordará esta incursión como un mix total con destellos de todos y cada uno de los habitantes del Olimpo creado por la Marvel y la DC. Editoriales culpables de generar una mitología pop quizá de baja literatura pero sin duda de alta simbología para aquellos que crecieron sin abandonar al niño que alguna vez fueron.