Donostia. En estos tiempos de crisis de valores donde el debate sobre la idoneidad del marco educativo actual está al rojo vivo, la escritora Garbiñe Salaberria (Bilbao, 1956), licenciada en Sociología y Ciencias Políticas por la Universidad del País Vasco (UPV), ha publicado su tesis Contextos sociales y valores en la literatura infantil y juvenil. Mediante este estudio, la autora ha querido investigar sobre la presencia de principios éticos y morales en los libros que se leen en Educación Primaria y Secundaria y "deconstruir" sus moralejas. Ha pretendido esclarecer si los contenidos de los libros de lectura obligatoria se ajustan a los valores que pretenden fomentar las leyes educativas.

Este tema enseguida despertó el interés de Salaberria, ya que, al ser también escritora de obras para niños y jóvenes, "ama" la literatura. "A la hora de plantear la tesis doctoral en sociología quise unir la literatura con otro tema que me interesaba mucho como era la ética", explica la socióloga. Además, vio que era un tema que podía generar y abrir "posibilidades de cara a aplicaciones futuras".

Ética en la literatura Uno de los primeros pasos que dio Salaberria fue identificar los "conflictos morales y valores" que están presentes en la literatura. "Era importante saber cómo se articulaba la ética dentro de las historias que cuentan los narradores, como se organizaba y se constituía", según precisa la escritora. De un listado inicial de 564 libros seleccionó los 80 títulos que utilizaría para realizar la investigación. Entre ellos se encuentran libros que tienen como protagonista a Harry Potter y a Manolito Gafotas, que gozan de "gran aceptación" entre los jóvenes. "La mayoría de los textos que he analizado son de literatura actual, no abundan los clásicos", apunta.

En ellos estudió los sistemas que utilizan para elegir valores, las "imágenes del mundo" que se trasmiten desde una "perspectiva moral" al lector que se sitúan ante los libros. "La mayoría de libros proponen principios que son dominantes en las sociedades democráticas como la nuestra, como son el amor, la amistad, la igualdad o el afán de superación", explica la investigadora.

Estos elementos no aparecen de la misma manera en Enseñanza Primaria y en Secundaria. A medida que la edad de los estudiantes aumenta, también avanza el "nivel de complejidad" de los temas que se tratan, de las historias y de las soluciones que se plantean: "En Primaria estamos hablando de una franja de edad de ocho a doce años; la capacidad para analizar , interpretar o identificarse con los personajes es limitada", concreta. Los temas a tratar son más simples y están adecuados "a sus experiencias y a su entorno más cercano". En Secundaria, de los doce a los 16 años, los valores son "más abstractos" y tienen una competencia "más amplia desde el punto de vista humano". Según apunta la socióloga, abordan una gama más amplia de principios, entre los que se hallan la tolerancia y la solidaridad.

Mediante las narraciones, el alumno puede acceder a "esos personajes con los que se puede identificar". Puede sentir otras "experiencias narradas que no forman parte de su vida, de su entorno cotidiano". Permiten ver cómo otros "resuelven, viven, se enfrentan" a situaciones diferentes. "El acceso a esas experiencias le proporciona un conocimiento que de otra manera no tendría", asegura Salaberria.

Carencia creativa La investigadora bilbaína cree que "no se puede equiparar" la imaginación narrativa con la imaginación ética. "Hay determinadas carencias. La ética en la literatura actual no creo que esté desarrollada con imaginación, no hay aportaciones originales", apunta. Y es que, en su opinión, la literatura tiene una "gran responsabilidad ética" y, al dejar "ciertos aspectos de la realidad fuera", al lector se le llegan a ocultar "elementos importantes" para comprender los problemas que se le plantean en la narración. La escritora considera que en la actualidad el mercado decide en gran parte qué se puede publicar y qué no: "Las condiciones que ponen en la actualidad a la literatura le restan libertad para poder desarrollar con compromiso todas las implicaciones éticas".

La autora ha concluido que con el crecimiento de Internet y la gran presencia de la televisión "ha cambiado" el papel que juega la literatura en la educación de los jóvenes. "No es que haya perdido importancia, pero digamos que tiene un papel menor respecto a otras épocas. Aun así, creo que las letras tienen potencial para cumplir ese deseo de construir un mundo más solidario, un mundo mejor", resume.