¿Primera vez en el festi?
Ya estuve cuando se hacían cosas en La Florida, paralelamente al festival, o en los Fueros, con Kike Arzamendi, piano y bajo. Pero es la primera con mi nombre y mi música. Mi música en parte, porque vamos a compartir repertorio. Va a haber temas suyos y míos. Con el festival siempre he tenido una relación estrecha. Incluso en muchos conciertos les he dejado el ampli...
No sólo relación de espectador, sino de bambalinas...
Sí, también. Para mí el festival ha sido como una escuela. Iba a muchas pruebas de sonido, hablaba con los músicos. Me ayudaba mucho en ese sentido. Recuerdo la vez que vino Pastorius, que fui a esperarle allí y se le quedó el equipo retenido en la frontera, en Hendaia, y fuimos a mi casa a por el ampli y el bajo. Al final, a última hora, cuando llegamos al polideportivo, justo llegó el camión.
Pero, si no, Pastorius hubiera tocado con su equipo...
Sí, de hecho se quedó ahí el ampli. Hombre, luego cuando veía cómo trataba el bajo, por una parte me daba rabia, porque ya no podía decir 'Pastorius tocó con mi bajo', pero por otra, cuando le veía tirarlo al suelo y pasarlo por encima decía 'coño, igual me he librado...'.
Algún encuentro más...
Me acuerdo también de alguna conversación con Victor Bailey, que vino además dos o tres años seguidos. Recuerdo estar en la prueba de sonido con él, ver como Zawinul dirigía el grupo, ejerciendo de líder con un carácter bastante fuerte. Me acuerdo de hablar con Victor Bailey, además, sobre Pastorius.
Y este año está con otro músico en Vitoria, pero sobre el escenario, ¿cómo surge la colaboración con Lou Marini de Konexioa?
Hablé con el festival para informarle de que había editado por fin un CD, de que quería hacer cosas, e Iñaki me ofreció hacer Konexioa con un músico americano. Estuve pensando quién podía ser y recientemente había conocido a Lou. Él a veces viene a Madrid y toca con Red House, un grupo de blues con el que yo he colaborado varias veces. Y conocí a Lou así, tocando con ellos. Estuve escuchando cosas de él y, además, me pareció una persona... No sólo fue el aspecto musical, sino también la vibración que me dio como persona. Es importante que haya una química personal.
¿Y por dónde girará el repertorio?
Vamos a hacer parte del disco mío y de su último trabajo. Y de otros trabajos suyos que él toca en su directo. Luego incluiremos alguna versión o algo especial, bajo y saxo.
¿Cuál será el resto de la formación?
La que suele ser mi banda. Paco Rivas a la guitarra, Luis Guerra en el piano, Carlos Martín, trombón y percusión, y en la batería va a venir Georvis Pico, sustituyendo a Enzo Filippone, que estará en México.
Marini coincide con su sonido, rock, blues, jazz; es la misma onda...
Creo que sí. Es una de las cosas por las que pensé en él. Un músico muy abierto, que lo mismo está tocando blues, funk o rock, o acompañando a cantantes de música pop o r&b, que hace jazz, que improvisa, que toca fusión. Vi un paralelismo interesante y será fácil entendernos.
Si ha tocado con Zappa puede tocar con cualquiera...
Depende más de ser muy abierto musicalmente. Ha tocado con gente muy diferente y luego tiene sus proyectos, con los que saca otras inquietudes. Es un poco el punto en el que me encuentro yo. Colaboras con artistas de estilos muy diferentes, unos más conocidos que otros, que te interesan también. Porque, aparte de tu propia música, tienes proyectos de otros amigos, con los que alimentas otras inquietudes aunque no te ayuden tanto a subsistir. Se trata de eso, de si eres un músico abierto al que le gusta oír y tocar todo tipo de música.
¿Cómo ensayarán? ¿Estilo Ondas de Jazz, los dos últimos días? Usted tiene mucha batalla en eso...
Exactamente. No nos queda más remedio que hacerlo así, porque éste (Marini) está superliado, con viajes. Haremos dos o tres ensayos, quizás uno nosotros con el grupo, sin él, para hacer sus temas...
Siempre con ese espíritu de improvisación del jazz...
Así es. Lo bueno es que, al hacerlo con mi banda, hay una fluidez, un trabajo hecho.
¿Cómo está funcionando su disco, 'La gran casa'?
Ayer hablé con los de la casa de discos y normal, como están yendo las cosas ahora, muy flojillas, tranquilitas. Se va conociendo poco a poco. Lo que me gusta es que las críticas de la gente que lo va escuchando son buenas, hablan muy bien de los temas, de las composiciones, de cómo están interpretados. Por otro lado, estamos viviendo un momento muy malo para la música, hay pocos medios para enseñar tu trabajo. Parece que se ha desmoronado un poco...
La estructura...
La estructura, sí. Tienes que pelearlo mucho. Pero no me puedo quejar, porque estoy haciendo algunos festivales, actuaciones interesantes que compagino con compromisos musicales, y han estado bien. Eso es lo que me motiva.
Como decía hace unos meses, antes había primado tocar para los demás y ahora llegaba la hora de mostrar lo suyo. De equilibrar la balanza...
Sí. Va poco a poco. Y hay que trabajarlo mucho. Hay que estar uno encima hoy en día, no puedes ponerlo 'en manos de'. Pero, cuando me he movido, si he conseguido algunos conciertos, y majos.
¿Intuye que le va a resultarle especial tocar en Vitoria, presentando su primer disco?
No es que lo intuya, es que lo estoy notando ya. Hacía mucho tiempo que no notaba estos nervios preconcierto. Me acerqué el otro día a una jornada de bodegas abiertas que había en Salinillas, a beber un poco de vino con los amigos, y les conté. 'Joder, pero si tú has tocado en el Madison'. Y yo decía que sí, pero no sé lo que me pasa, que me levanto inquieto. He tocado en esos sitios, sí, pero he tocado con otros. Ahora voy a tocar en mi casa, con mi gente y mi propia música. Encima con este tío al lado, que es toda una leyenda, que ha hecho de todo, que tiene premios para aburrir, un bagaje a sus espaldas...
Pues mucho mejor con esos, ¿no? Con los malos no hay que tocar...
Claro (risas), todo lo que se pueda. Está claro. Pero sí me estoy encontrando como ansioso. Hacía mucho tiempo que no me sentía así.