Vitoria. Cuando un equipo municipal siente que necesita imprimir movimiento o aires de cambio a su gabinete y no sabe cómo, parece que Montehermoso se convierte en la ficha más amenazada del tablero. Nada más llegar -regresar- a su puesto al frente de la actividad cultural del Ayuntamiento, la ahora consejera Encina Serrano da un toque al centro cultural y a su política de trabajo. "Queremos hacer que Montehermoso se abra a todo tipo de públicos".
Un toque que no llegó hace unos meses desde la oposición, cuando la edil jeltzale Joane Zamarbide se enzarzaba con la anterior responsable del gabinete, Maite Berrocal, en una encendida discusión sobre la evolución del centro, pero que emerge ahora, recién tomadas las riendas del apartado cultural, avisando al responsable de Montehermoso -que arribó de la mano de la propia Serrano- de que algo tiene que cambiar en lo alto de la colina.
Serrano asegura encontrarse en un "período de reflexión, de valoración de estos cuatro años" y arraiga la decisión de su toque a Montehermoso en una decisión "fundamentalmente tomada porque estamos en una época de austeridad". Es decir, que relaciona una mayor cantidad de usos o de usuarios con un mayor aprovechamiento del proyecto cultural del centro. "Queremos hacer que Montehermoso se abra a todo tipo de públicos", explica, "no sólo a uno determinado con temas de igualdad y feminismo".
Ya se ha producido alguna reunión entre la entrante representación municipal y los responsables del centro, para los que Serrano guarda una buena valoración a una "labor encomiable", también a esa especial atención mostrada durante este tiempo hacia la igualdad y el feminismo como bases de su interés en el medio artístico. Pero "el proyecto son cuatro años y tenemos que darle una vuelta, sin dejar de perder esa identidad".
El futuro, de este modo, parece pasar por dos aduanas básicas en su trayectoria de continuidad. La de desarrollarse "con un poco menos de recursos" y la de que "se abra a todos los públicos otra vez". En resumidas cuentas, más visitantes con menos dinero, un rendimiento cuantitativo que parece casar con lo mostrado el pasado marzo por su por entonces compañera en la oposición Joane Zamarbide.
¿Y de no producirse el giro? En las palabras de Serrano se incuba una confianza ambigua. El contrato de Xabier Arakistain al frente del centro, según recuerda, expira a final de año, así que "es una decisión que tendría que tomar él", aunque confía en poder "replantear entre todos" las líneas del proyecto para poder satisfacer esa percepción de mejor aprovechamiento del espacio y sus contenidos. "Si se quiere quedar tiene la puerta abierta", apunta la consejera, insistiendo en esa "apertura" a todos los públicos, apuntando que sus sensaciones son que el centro se ha constreñido a unas temáticas concretas, abandonando la atención general. ¿O quizás otras cosas? Se irá viendo.