de pequeño me enseñaron a querer ser mayor, de mayor voy a aprender a ser pequeño...". Vayamos por pistas, como la música grabada. Está compuesta por txikis... y unos cuantos adolescentes. Sin embargo, es casi una recién nacida. Es tan grande como pequeña. Y, a veces, ser pequeña la hace más grande.... En apenas año y medio de trabajo, la Txiki Txiki Big Band sigue empeñada en dar el estirón. Como en la canción de Bunbury, no quiere aprender los rigores de la adultez. Ni se empeña tampoco en ser pequeña por marca. Simplemente nació -como un arco iris- y sigue disfrutando en cada paisaje -en cada pasaje- de sus siete colores. De las siete notas.
Dos eventos marcan el calendario inmediato de la agrupación, que hoy y mañana se da cita en Barria para la puesta en común de su trabajo. Para concentrarse y sacar lo mejor de sí. Es un fin de semana que se preve intenso, caminando juntos, por primera vez, los pentagramas que encauzarán su visita al festival del ramo que se celebra en la localidad francesa de Artix, además de su retorno -poco después- al encuentro que les ofreció su primer escenario, el Big Band Festival. Es primavera y la Txiki Txiki Big Band florece por segunda vez.
Toca "hilar fino", explica la directora de la banda, Ana Isabel Bravo, que se encargará de coordinar la cita en el tradicional albergue, catalizador de proyectos y encuentros de todo tipo. En este caso, Barria volverá a encontrarse con 54 chavales -diez recién llegados este año- que empiezan a dejarse conquistar por la música, que llevan varios meses preparando un renovado repertorio de nueve temas. Medio centenar de energías que durante dos días podrán ver -sobre todo oír y sentir- cómo esta labor cristaliza al fin en la puesta en común.
Es una forma de trabajo al más puro estilo profesional. En solitario o en pequeños grupos, muchas agrupaciones actuales -diseminados sus integrantes en diversos puntos geográficos- trabajan la música por su cuenta hasta que las agendas permiten llevar a cabo la puesta en común. "Hasta ahora los chavales no veían resultados por ninguna parte, pero durante este último mes han empezado a comprobar cómo salían los temas, notan que va para adelante y el fin de semana será la bomba".
El artefacto -el big bang, citando al disco de su hermana mayor, la Gasteiz Big Band- está este año compuesto por ese noneto de canciones. El relevo de Jacko, James Brown o Niko Etxart -que alimentaron la remesa del año pasado- lo toman esta vez el Give me de Abba, el Fly me to the moon de Sinatra o el September de Earth, wind and fire, entre otros, gestados todos ellos, hasta ahora, sin mostrarles los audios originales. "Es más difícil para ellos porque parece menos motivante, porque no han visto nada de lo que han hecho reflejado, pero es que están empezando a trabajar más allá, con música que no está escrita con su lenguaje".
Con métodos de trabajo que, de este modo, completan la formación que reciben en la escuelas de Labastida, Amurrio, Dulantzi y Madre Vedruna, diversificando aún más su personalidad musical. Jimmy Bidaurreta y Elena Ibarzabal se centrarán durante este fin de semana en coordinar la sección rítmica, Juanjo Munera trabajará con los metales, y en los vientos "los pobres se van a encontrar otra vez conmigo", bromea Ana Isabel.
Todo con el objetivo de compactar unos temas que viajarán en mayo (14 y 15) hasta el festival galo de Artix, continuando la visita de la Gasteiz Big Band del año pasado. El viaje -primero de la TTBB- tendrá partido de vuelta con la visita de la petite band gala al Big Band Festival, intercambio que abre puentes con esta pequeña -dos mil habitantes- pero cultivada villa francesa. Será el 4 de junio, de nuevo con la presencia de los bailarines de Traspasos -hasta veinticinco- en un festival que volverá a proponer emociones fuertes tomando la ciudad.
Mientras tanto, los txikis siguen abriendo camino entre las notas. "Hay muchas partes de los temas que están escritas y que ellos no tienen interiorizadas, que habrá que hacer de otra manera". Para ello, cada uno con su método -unos apostarán más por la escucha pormenorizada, otros por centrarse en compases concretos-, los experimentados músicos que se acercan a Barria tratarán de transmitir sus conocimientos a este grupo de chavales, en torno a los doce años.
La Txiki Txiki Big Band crece. Se conoce. "Se han hecho cenas este invierno", cuenta Ana Isabel, "tienen un montón de ganas y dicen que va a ser mejor que el año pasado". Ella prefiere huir de expectativas. A menudo son el primer paso para la decepción. "El año pasado no esperábamos nada y por eso salió lo que salió". Trabajar, tocar y disfrutar de la música. De la vida. Es la única manera. La Txiki Txiki Big Band afina. Sin pretender ser mayor. Aprendiendo a ser pequeña.