"Sé que no parece gran cosa, eso de rezar, pero que en la casa de Gran Hermano se pongan a rezar es como si en Wall Street se ponen a repartir dinero entre los pobres. El caso es que Dámaso estaba un poco de bajón, porque echaba de menos a su familia y esas cosas incomprensibles después de una cena navideña, y Laura, que pasaba por allí, se enterneció".