Madrid. Entre la modestia y la desgana, Harrison Ford reconoce que, pese a la filmografía que le avala como héroe de acción y aventuras, él nunca eligió serlo. "El drama siempre consiste en superar obstáculos. Es la gente la que elige a sus héroes", dijo. "No puedes interpretar a alguien pensando que es un héroe. Yo me he limitado a ser un arqueólogo, un policía, pero, personalmente, no me interesa lo heroico", aseveró o en una entrevista a propósito de su nueva película, Morning Glory.

El legendario Han Solo de La guerra de las galaxias o el arqueólogo más famoso del mundo, Indiana Jones, sigue en la primera plana de Hollywood, adonde llegó como actor (antes había sido carpintero) y esta vez interpretando a un periodista en un retrato de la profesión poco favorable. "Hay muchos periodistas responsables en la actualidad, pero cada vez menos. Siempre he valorado la objetividad en las noticias y últimamente sólo se busca un lugar para que la gente pueda sentirse cómoda con los prejuicios", señaló.

Y, esto, ya para cualquier profesión, reconoció que "la ambición es un gran enemigo de la vida personal". En su caso, el éxito lo achaca más que a la ambición a "la suerte, que es muy importante", y a rodearse de "gente buena, personal y profesionalmente". Así, en su regreso a la comedia -género que ha abordado en escasas ocasiones, pero con éxitos como Armas de mujer y Seis días y siete noches- se ha encargado de que estén los mejores: el director de Notting Hill, Roger Michell, y otra veterana de altura, Diane Keaton, aunque la verdadera protagonista sea Rachel McAdams.

Con Keaton, curiosamente, es la primera vez que trabaja. "Tiene algo que valoro mucho: nunca habla sobre la actuación", dice un Ford visiblemente cansado, no de su rutina como intérprete sino de su trabajo de promoción con la prensa. "Para mí dejar de actuar sería como echarme a esperar la muerte", comentó a propósito de una posible jubilación. "Si yo fuera periodista preferiría dedicarme a las coberturas internacionales. No a reflexionar sobre los sucesos, sino a estar allí, en el contexto, aprendiendo de lo que las personas viven en situaciones límite", aseguró el actor estadounidense.

ENTRETENIMIENTO En el filme, Ford interpreta a Mike Pomeroy, una vaca sagrada de los informativos de su cadena que, en cambio, es relegado a un programa matinal en el que se le pide que comente informaciones anecdóticas o que incluso colabore en recetas de cocina. En esa diatriba entre lo riguroso y lo meramente entretenido, Ford considera que, tanto en la televisión como el cine, "hay sitio para todo. No es una cosa más importante que la otra". "Hay una diferencia entre la información y la comprensión, y a veces, es el entretenimiento el que ayuda a comprender mejor el mundo", concluyó salomónicamente.

Él, desde luego, ha combinado películas de acción como El fugitivo con otras cintas más reflexivas como La costa de los mosquitos o Único testigo, por la que consiguió su única nominación al Óscar como actor. Pero de toda su carrera, se siente incapaz de seleccionar un momento "de gloria", como su espacio matinal en la película.