Vitoria. Puede que la crisis se los lleve por delante, pero mientras hay vida existe la esperanza. Y si lo peor llega, lo mejor es despedirse por todo lo alto, con una apuesta de calidad, repleta de risas, emociones, reflexiones y poesía. Al mal tiempo no hay que ponerle buena cara, hay que enseñarle los dientes, los del humor pero también los de la mala leche. Por eso Eloi Beato y Josean de Miguel se han puesto su mejor coraza para regresar a los escenarios con el mismo objetivo que les ha unido siempre, crear. Su nuevo espectáculo, y ojalá no sea el último, es Historias canallas, un montaje que la productora alavesa estrenará el viernes (20.30 horas) y el sábado (20.30 y 23.00 horas) "en nuestro pueblo", en Gasteiz, en las tablas del Principal.

En esta nueva aventura no están solos. Junto a ellos se encuentra la también actriz Ángeles Argudo Txeles, y el músico Alex Ruiz de Azua. Se forma así un cuarteto que ya se puso de largo a finales del año pasado en Elorrio y Barañain, y que, tras su paso por la capital alavesa, seguirá camino el próximo mes por Agurain, Getxo y Arrasate. "Ahora mismo somos un enfermo que tiene suero hasta febrero; después ya veremos si seguimos en la UVI, podemos pasar a planta, o si nos vamos directamente al cementerio", explicaron ayer Beato y De Miguel, conscientes de lo que pasa pero sin perder la serenidad. De momento, las entradas para las tres sesiones en su casa están a la venta por entre 14 y 5 euros, "y nosotros nunca vamos a caché, así que lo que se venda en taquilla es lo que obtenemos", apuntaron.

La crisis económica está en el origen de su inquietud empresarial pero también ha sido el punto de partida para estas Historias canallas, "una obra hecha con mucho amor y cariño pero también con mucha mala leche", comentó Beato. Lo cierto es que Kunka ha dado un paso más allá en esta ocasión. El humor, la acidez y la crítica van en su mochila desde siempre. Pero esta vez, el dúo ha querido sumar un nuevo ingrediente a su oferta, una poesía rebelde e inconformista que impregna la casi hora y media que dura el espectáculo.

"No sabíamos muy bien cómo iba a reaccionar la gente, sobre todo esa parte del público que ya nos conoce de otras ocasiones, pero lo cierto es que la respuesta obtenida hasta ahora no ha podido ser mejor", describió De Miguel, quien reconoció que "antes de marcharnos, si es que eso sucede al final, queríamos hacer algo como esto".

El contexto actual en el que se encuentra toda la sociedad en general y la cultura en particular marcan un montaje al que dan forma 21 sketches y un sin fin de personajes, una propuesta en la que el único hilo conductor es la propia vida, las cosas que pasan, tanto para lo bueno como para lo malo. "Es una comedia ácida y cañera" que responde a una actitud y una necesidad tanto personal como profesional, una invitación a la risa pero también a las emociones.

Como siempre, sin escenografía pero sí con un cuidado trabajo de iluminación, el dúo central de Kunka se apoya en una Txeles ya vieja conocida de la compañía alavesa, una actriz que se afirma encantada de ser "la tercera en discordia" en un espectáculo "que te da la impresión de que pasa en cinco minutos".

Junto a ella, la otra gran novedad que la compañía alavesa incluye en esta ocasión es la presencia de Ruiz de Azua en el escenario, para acompañar a la palabra y el gesto con la música, con la percusión, el clarinete, la armónica... "aunque, en ocasiones, parezco un personaje más", dijo el intérprete. "Está siendo todo un reto para mí puesto que nunca antes había hecho nada por el estilo y pensaba que me iba a costar más pero en el proceso de creación todo salió muy fácil y me siento muy cómodo", explicó.

Un ingrediente más que sumar a un menú que no quiere ser el último aunque todo parezca estar en su contra. Porque si la crisis económica está dando la espalda a Kunka, ahora es el momento de que el público le ofrezca su mejor cara a la compañía alavesa. Y si al final no queda más remedio que bajar el telón de forma definitiva, por lo menos que sea por todo lo alto.