nueva york. El final de la saga de Harry Potter en julio será una de las citas cinematográficas más importantes de un 2011 en el que Penélope Cruz se convertirá en una pirata del Caribe y en el que los vampiros de Crepúsculo alternarán con lo último de Steven Spielberg o de Pedro Almodóvar.
Un año que estará lleno de secuelas, como viene siendo habitual en el mayoritario cine de Hollywood, pero en el que también tendrán cabida proyectos muy personales de cineastas de renombre.
A caballo entre 2010 y 2011, los hermanos Coen presentan Valor de ley, un remake del western del mismo título que en 1969 protagonizó John Wayne y que le hizo ganar el Óscar. Estrenado solo en Estados Unidos y Canadá, llega a partir de enero al resto del mundo. Será el primer gran título de una temporada en la que los grandes protagonistas estarán en el cine infantil y juvenil.
El cierre de las aventuras de Harry Potter amenaza récord de recaudación para el fin de una saga que ya ha conseguido más de 6.200 millones de dólares. Y la cuarta entrega de Crepúsculo se sitúa también entre los éxitos anunciados del año. Aunque sin duda entre las películas más populares estará lo nuevo de Piratas del Caribe, con Johnny Depp a la cabeza pero con un cambio notable en el bando femenino. La británica Keira Knightley abandona el barco junto a Orlando Bloom y aparece la pirata Angélica, más conocida por Penélope Cruz.
Nuevas entregas de Cars o Kung Fu Panda y la adaptación del gran oso Yogi y su inseparable Bubu para los más pequeños o los adultos sin complejos. Y más de lo mismo en las secuelas de Transformers o Misión imposible para el gran público sin grandes exigencias. Se espera más de la continuación de Resacón en Las Vegas, la gran sorpresa cómica de 2009, que vuelve en 2011 con nuevos bríos pero con el mismo equipo artístico y técnico y alguna que otra aparición estelar, como la de Bill Clinton. Un cine mayoritario al que también se apunta, aunque con un grado superior de calidad, Steven Spielberg.
Tras el último Indiana Jones, presentado en 2008, Spielberg vuelve a lo grande con dos proyectos muy diferentes. Una adaptación del cómic de Tintín y una de guerra, en este caso y por primera vez de la I Guerra Mundial.
Y muy esperado, como siempre, lo nuevo de Almodóvar. En esta ocasión por partida doble. No sólo por ver lo último del cineasta manchego si no por comprobar el resultado de su reencuentro con Antonio Banderas 21 años después de Átame. El desenlace: La piel que habito. El también español Juan Carlos Fresnadillo realizará su segunda incursión en el cine estadounidense con Intruders, un thriller con temática sobrenatural protagonizado por Clive Owen.
CINE PARA TODOS Y en el apartado de cineastas de culto, su máximo representante. Terrence Malick llegará con su quinto largometraje en 38 años, The tree of life, con Brad Pitt y Sean Penn. Y cosa rara, ya en preparación su siguiente proyecto, en el que participará Javier Bardem. Además del siempre complejo Darren Aronofsky, con un cisne negro con el rostro y el talento de Natalie Portman, o David Fincher, que tras arrasar en 2010 con La red social, se atreve con la versión hollywoodiense de la primera parte de la trilogía Millenium de Stieg Larsson.
Así como los cineastas que buscan conjugar la taquilla con el más elevado séptimo arte. Este año le toca al británico Kenneth Branagh, que tras especializarse en su compatriota Shakespeare ha decidido dar el salto más comercial con un proyecto de un superhéroe de la factoría Marvel. El vikingo Thor, medio divino-medio humano, tendrá como protagonista a un valor en alza, Chris Hemsworth, que encabeza un amplio reparto en el que hay nombres como Natalie Portman, Anthony Hopkins, Rene Russo o la mexicana Adriana Barraza.
Sin olvidar al cine latinoamericano. Que además de los nuevos nombres que cada año aporta al séptimo arte, tiene muchos consagrados, como es el caso del brasileño Walter Salles, que en 2011 estrenará On the road, basada en el libro del mismo título de Jack Kerouac, con Kristen Stewart, Kirsten Dunst, Viggo Mortesen o Alice Braga. Y por si todo esto no fuera suficiente, siempre nos quedará París, en este caso, el de Woody Allen.