VITORIA. Feliz día se dice Oh happy day. Si el espectador vitoriano busca unas fiestas con vena anglosajona y ecos de liberación tiene una cita con el Teatro Principal el próximo martes 28, a las 20.30 horas. Seguro que esa misma tarde aún quedará alguna que otra entrada en taquilla para disfrutar de las treinta voces de Alabama Gospel Choir.
Navidad y sentimiento juegan siempre al sinónimo. También lo hacen las raíces y las voces de un coro que busca mostrar la esencia más espiritual de este género ante un público que cree cercano. "Sentimos que aquí hay mucho amor y cariño por el arte que representamos, y esto nos hace querer compartir y enseñar nuestra cultura de la mejor manera posible", apunta el director ejecutivo de la formación, Ira L. Everett.
Para ello, nada mejor que tener a los mejores. Durante seis meses, Everett buscó por Estados Unidos a su elenco. "La dificultad no radica en encontrar buenos cantantes, buenas voces técnicas, sino cantantes que puedan transmitir desde el alma lo que queremos transmitir". Y, al frente de ellos -con las grandes voces de Francine Murphy y John Sanders en el reparto- una Deana Butler que "es producto del teatro de Broadway".
La mezcla ofrece un espectáculo en el que lo musical se une a lo escénico para plasmar un recorrido por la historia del gospel al que se añaden elementos como el baile. "Los esclavos también expresaban lo que experimentaban a través del movimiento", recuerda Everett, siempre abierto a añadir nuevos intérpretes, compositores y bailarines al proyecto de Alabama Gospel Choir, inmerso en plena gira.
Mejor que eso, Everett está dispuesto a combinar lo que tiene con lo que descubre para contar cada vez mejor la historia de "esclavos, reinas y reyes que aprenden a olvidar las diferencias y a celebrar lo que tienen en común", un canto repleto de desafío y esperanza.
Técnica sobra para ello en esta agrupación de treinta intérpretes, ligada históricamente al coro Aeolians, institución fundada en 1896 y perteneciente a la Black Seven-Day Adventist, que promueve la armonía entre cuerpo y espíritu.
De uno a otro media sólo una cosa. "Al final de todo, se trata de la voz", reconoce Ira, con esa voz profunda propia del género que filtra la traductora. El martes no habrá necesidad de ello. Las gargantas se bastarán por sí solas.
Comunicación en estado puro. Es lo que propone un Alabama Gospel Choir adicto al feedback. "Esperamos cantar con vosotros; es algo que agradecemos". Sólo quedar afinar las cuerdas vocales, villancicos mediante, en busca de ese tono que llega ya del otro lado del charco.