Un misterioso viento sur barrió ayer la noche duranguesa, para dar paso al día en que la villa, y más concretamente la Azoka del libro y del disco vascos, recordaría a uno de los poetas modernos más importantes de Euskal Herria. La subida de las temperaturas derritió la nieve de los montes colindantes, haciéndola bajar como lágrimas de agua por el río Mañaria, en particular despedida al poeta de Oiartzun. Sin embargo, la jornada, lejos de convertirse en un llanto por el hombre que se fue brilló con las sonrisas de quienes le conocieron, recordando anécdotas con él compartidas; y vibró con sus canciones, entonadas en el exterior de Landako gunea. La despedida no fue un lamento por la ausencia que deja, sino un agradecimiento por el legado cedido.

La Azoka quiso abrir sus puertas con entrevistas, reportajes y canciones de Lete emitidas, a lo largo de la jornada, en las pantallas del recinto. Y junto a esto, los organizadores quisieron unirse a la propuesta de Euskal Herriko Kantuzaleen Elkartea de animar a los visitantes a cantar varios poemas de Lete en la Plaza Landako, a las 12.00 y a las 17.00 horas, concretamente. Así es que un gran coro de más de cien personas entonó, entre otras coplas, las de Xalbadorren heriotzean: quizás su canción más popular, dedicada a Xalbador, el gran bertsolari de Urepel, tras su fallecimiento. "Sentimos una pena enorme -se sinceró Nerea Mujika, presidenta de Gerediaga Elkartea, organizadores de la feria-; la asociación nació en el 65 y la trayectoria ha ido siempre muy paralela a la vida artística de Lete". Por su parte, Izaskun Ellakuriaga, jefa de prensa de la asociación, manifestó que "sólo nos queda mantener su recuerdo". También recordó que Mikel Laboa murió en fechas cercanas a la Azoka y quiso agregar que "la vida es así: unos se van y otros llegan, y seguro que los nuevos recordarán el trabajo de Lete".

Luchar por su recuerdo Ellakuriaga advirtió de la reciente edición del disco Txinaurriak, compuesto por versiones de temas de Laboa interpretadas por bandas jóvenes, para probar que el recuerdo de Lete no se perderá en el tiempo. "Ambos artistas pertenecen a la generación de Ez dok amairu que tanto marcó el camino a seguir en la creación musical de Euskal Herria. Al igual que con Laboa ocurrirá con Lete". Gotzon Barandiaran, responsable de Ahotsenea -el área que da voz a los artistas-, poeta y escritor, mostró su pena por el fallecimiento del artista y porque, al contrario que Ellakuriaga, es escéptico respecto de la sensibilidad de las nuevas generaciones para con la tradición cultural: "Txinaurriak es un disco muy interesante pero con eso no basta, hay que continuar. El imaginario no se puede mantener solo a base de los creadores. El creador necesita de un receptor y lo que debemos concretar ahora es quién es nuestro receptor. Y quizás decidamos que no nos interesa conservar el cancionero tradicional. Eso es lo que me da pena, que después del esfuerzo que hicieron desde Ez dok amairu, y sobre todo Lete, para mantener y reformular esa tradición las nuevas generaciones poco saben de la tradición y no sé si muchos conocerán a Lete".

Barandiaran, autor de poemarios como Arrakalak, confesó admirar especialmente a Lete como poeta: "Dominaba la lengua como pocos y creó una estética muy rica. El nivel poético de Lete es extraordinario. Además consiguió algo muy difícil de lograr en este pueblo: la admiración general. Aquí se politiza hasta la cultura pero Lete, al igual que Laboa, superó esa traba".

Las grandes palabras sobre quien fuese pareja sentimental de la también componente de Ez dok amairu Lourdes Iriondo, se entrelazaron con halagos hacia aquel prolífico grupo cultural. "Fue un grupo de artistas muy productivo", opinó Barandiaran. "Pero volverá otra gran generación ya que los ciclos se repiten", agregó optimista. Aun así, el impulsor de una zona en la feria específicamente dirigida a los creadores, no quiso olvidar su rol de acicate: "Su lucha fue mantener la tradición euskaldun en la dictadura; ese fue su paradigma. Nosotros ahora debemos encontrar el nuestro, y quizás sea tabajar por el país. No volverá a existir otro Ez dok amairu, pero crearemos algo propio". Lete, gran inspirador, consiguió provocar en su último adiós.