Vitoria. Primer día del Azkena Rock Festival y ayer todo fueron, antes de nada, reencuentros. Es verdad que como suele ser tradicional en este certamen, la gran avalancha se espera para hoy y mañana, pero fueron muchos los que ayer ya se presentaron en Mendizabala llegados desde muy distintas partes del globo para comenzar a degustar como se merece el macroencuentro alavés. Había incluso más gente que en otras ocasiones, algo motivado, lo más seguro, por el más que atractivo cartel configurado para la jornada inaugural. De hecho, en el camping casi no entraba ya nadie.

Saludos, abrazos, comentarios sobre lo pasado... Este año y pico que ha transcurrido desde que terminó el ARF 2009 se le ha hecho muy largo a más de uno y, claro, había mucho que contar antes de que la música empezase a sonar. Y eso mientras la zona de camping gratuito anexo al recinto era un continuo ir y venir de gente, donde el castellano, el inglés, el francés y el euskera se confundían casi sin remedio.

Conversaciones hubo también unas cuantas sobre el nuevo aspecto del festival, ya que se han estrenado dos nuevos escenarios, que, por lo menos a primera vista, parecían más grandes y espectaculares. Todo, mientras en la zona del mercadillo se hacían las primeras compras, los habituales y los nuevos hacían los cambios de moneda perceptivos (en Mendizabala funciona una moneda propia que, eso sí, esta vez ha cambiado y los euros son, en realidad, púas), y el personal se iba acoplando a la idea de vivir esta novena edición.

Casi sin tiempo para mucho más y con un calor más que importante, los gasteiztarras Bronze hicieron acto de presencia en el escenario principal (el único utilizado en toda la jornada) y los primeros sonidos del Azkena Rock Festival se hicieron realidad. Contundentes y enérgicos, los cinco se entregaron, con striptease incluido (bueno, sólo de cintura para arriba) de Oliver, que cambió camisa y chaleco por una camiseta tirada desde el público.

En esto que las que tomaron la voz cantante fueron las hermanas Baskery. Había mucha curiosidad sobre este trío sueco y aunque el concierto empezó un poco de aquella manera, Greta, Sunniva y Stella terminaron incluso muy por encima de lo esperado. Más enérgicas que en CD, los momentos finales fueron más que estimulantes. Vamos, que las tres pidieron a gritos, y nunca mejor dicho, volver al Estado para hacer una gira por salas.

Entre cuatro paredes es donde se mueven como pez en el agua The Legendary Shack Shakers, que consiguieron, eso sí, transmitir gran parte de ese derroche de vitalidad a un escenario al aire libre como el de Gasteiz. Dieron lo que se esperaba, fuerza por todos los costados. Tanto que no sería de extrañar que el cantante J.D. Wilkes hubiera perdido un par de kilos en forma de sudor tras el show.

Otro al que le cayeron muchas gotas de la cara fue a Jim Jones. Espectacular. No hay muchas más palabras para definir lo que volvió a hacer en la capital alavesa con sus Revue. El guitarrista y cantante es un bestia, un animal del escenario que además cuenta con un acompañamiento a la altura.

En un abrir y cerrar de ojos, el nivel, que no la calidad, se suavizó de forma evidente con Kitty, Daisy & Lewis. Los tres hermanos, acompañados por otros miembros de su familia, regalaron una actuación en la que por momentos se coló el reggae, que también fue mejorando con el paso del tiempo pero que tuvo un pequeño problema: los continuos cambios entre batería, teclados, guitarra, armónica... rompieron un tanto el ritmo del público. Aún así, otros a los que sería recomendable disfrutar en sala.

Y en esto que apareció The Hold Steady. Era la primera vez que los norteamericanos se presentaban en directo en el Estado, una ocasión única para demostrar que son ciertas todas esas cosas buenas que de ellos se dicen al otro lado del Atlántico. Pero, por momentos, superaron incluso las mejores expectativas. Este combo pidió ayer a gritos una gira en condiciones por la península pero ya.

Tras ellos llegó la hora de Warren Haynes y sus Gov"t Mule en su regreso a Mendizabala tras su magnífico paso en 2005, los australianos Airbourne y los norteamericanos The Black Lips, pero eso ya sucedió cuando este periódico iba camino de convertirse en papel, así que tiempo habrá mañana de contar lo que sucedió en la primera madrugada del ARF con más calma y buena letra.