La participación del espectador consiste en ser cómplice con el escenario". Pilar López cita a su colega Peter Brook. Lo hace en el escenario, con el guión en la mano. Hoy no se ha convocado a la ficción, sino a los que la vieron y quisieron ir un poco más allá. Entre los miles de alumnos que ha recibido, un año más -y van diecisiete- la sala de teatro para niños y jóvenes, unas decenas recibieron ayer los premios del espectador. El público tomó la escena. La escena pública.
El teatro Beñat Etxepare es el lugar ideal para la celebración. Hasta él se han acercado durante el curso compañías de Argentina, de Canadá, de Aragón, de Cataluña... Y hasta 24.231 niños dispuestos a convertirse en esos cómplices que van más allá de la culpabilidad escénica, porque "la magia del teatro no acaba cuando cae el telón", como bien recordó Marta Monfort, responsable de la red de teatros.
Marta repartió algunos de los premios de la velada, por la que fueron desfilando niños y jóvenes, con mayoría femenina. Niños y jóvenes que, tras sus respectivas visitas al Beñat Etxepare, continuaron la experiencia a través de redacciones y dibujos que ayer fueron premiados y que viajarán hasta los grupos de teatro participantes para comprobar como su trabajo sigue madurando, una vez acabada la función, en mentes y corazones.
Juguetes, sorpresas y entradas para el futuro festival otoñal compusieron los galardones, que fueron recogiendo adolescentes y txikis que abultaban poco más que las bolsas, neófitos, todos ellos, que compondrán buena parte de la afición al teatro que llenará las butacas en la Gasteiz del futuro.
24.231 espectadores. 1.500 espectadores menos que el año pasado, pero es que "muchos de los espectáculos representados han sido para aforos reducidos", explicaba Pilar López, una vez más maestra de ceremonias de la velada. Varias sillas colgaban del escenario, simbolizando la conquista de las tablas por parte de este joven público que se llevó ayer un feedback de aquellos aplausos que él mismo dedicó.