Madrid. Expectante, nervioso y algo agobiado. Así se muestra el escritor mexicano José Emilio Pacheco dos semanas antes de recibir el premio Cervantes de manos del Rey en una solemne ceremonia en Alcalá de Henares. "No tengo tiempo para escribir. Estoy muy emocionado pero me inhibe mucho porque soy plebeyísimo".

En conversación telefónica con el poeta, narrador y ensayista mexicano, Pacheco (Ciudad de México, 1939) dice, con ternura y humor, que él nunca ha estado en ningún palacio, que no sabe cómo tiene que comportarse y que desde que le dieron el Premio Reina Sofía de Poesía y después el Cervantes no ha podido escribir.

"Solo escribo discursos de agradecimiento porque todos han sido muy amables conmigo, aunque estoy aterrado porque la semana que viene voy a España y todavía no he terminado el discurso del Cervantes".

"No puedo dar un paso y, para colmo, ahora me acaban de nombrar doctor honoris causa por la Universidad Autónoma de México (UNAM), junto a (Mario) Vargas Llosa, (Noam) Chomsky, (Carlos) Monsivais y otros, y estoy sobrepasado", apunta.

"No sé todavía lo que voy a decir en Alcalá de Henares -reconoce-. Imagínese: con todo el mundo mirándote y con los discursos tan buenos que ha habido... pero yo, que detesto profundamente los toros, voy a emplear una frase que se dice en la cultura taurina y es que espero que sea una buena tarde, como la de los toreros".

Pero José Emilio Pacheco ya está presente en España porque Tusquets acaba de publicar su simbólica novela Las batallas en el desierto. Un libro de culto en su país y fuera de él, que se lee en las escuelas, y que ha sido un referente para diferentes generaciones.

El autor narra, en un México de finales de los 40, la historia de la iniciación amorosa de un adolescente con la madre de su amigo, un amor imposible en una sociedad convulsa que se debate entre sus raíces y la entrada en la modernidad.

Y también está ya en las librerías, bajo el mismo sello editorial, el volumen que reúne los catorce poemarios publicados por el autor, a lo largo de cincuenta años, Los elementos de la noche (1958-1962) que incluye su último libro en prosa La edad de las tinieblas.

"Estoy expectante -dice- por ver cómo se ve Las batallas en el desierto porque es una novela que cuando la escribí, en 1981, me pregunté si le iba a interesar a las personas que no tuvieran mi edad o que no hubieran vivido en ese lugar. Y es increíble lo que ha sucedido con ella, a pesar de que tiene incluso mexicanismos que mis hijas ya no entienden porque ya no se usan". Todo un fenómeno que le lleva a decir que la literatura es una cosa extraña. "El autor tiene una responsabilidad muy limitada, porque depende muy poco de su voluntad. Si uno supiera donde está la clave siempre escribiría cosas buenas y no la cantidad de bodrios que uno escribe", añade.

Y es que con Las batallas en el desierto se han iniciado en la lecturas muchos jóvenes que siguen escribiendo a su autor para darle las gracias y para decirle que son lectores gracias a este pequeño libro. "Es el mérito del texto y del lector, no del autor", recalca con humildad Pacheco.

José Emilio Pacheco, considerado el más grande poeta mexicano vivo, reconoce que tiene otro "pequeño" problema, el asunto del chaqué que tiene que lucir en la ceremonia de entrega del premio.

"Con los problemas que tengo, me tendrán que ayuda cuatro personas con cables y todo", ríe. "Pero ya en serio, me tengo que poner a escribir, porque yo no sé lo que voy a decir hasta que no está escrito".

"Aunque ya digo: he dado tantos discursos de agradecimiento y entrevistas que creo que siempre digo lo mismo y que soy muy aburrido. Estoy pensando inventarme una biografía imaginaria e ir cambiando", concluye.